Bajo las graves
consecuencias de simulación de cargo o investidura, que se castigan en el
Código Penal Colombiano y, aún, violando la Convención de Viena, el Ministerio
de Relaciones Exteriores de Colombia tuvo que pronunciarse acerca de los graves
eventos, en los cuales un hombre llamado Mujtar Leboihi Emboirik, se ha
presentado como representante diplomático de la República Árabe Saharaui
Democrática (RASD) acreditado ante el Gobierno de Colombia, lo cual es falso y
nos hace recordar el episodio del impostor embajador de la India que cautivó
con sus mentiras a los huilenses hace cinco décadas, Jaime Torres Ortiz, un seminarista que se
hizo pasar por embajador cuando Colombia no tenía relaciones con el
subcontinente, haciéndose pasar por el Maharaj Rahama Machaka.
Si bien
Colombia ha apoyado los esfuerzos de la comunidad internacional para que se dé
una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable al conflicto sobre
el Sahara occidental, de conformidad con lo estipulado en las resoluciones
adoptadas por la Asamblea General y el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas,
la única representante acreditada en Colombia del gobierno del reino de
Marruecos, es la excelentísima señora Farida Loudaya, quien representa
ese oasis de paz y estabilidad en una región que ha estado convulsionada
en el pasado reciente. Antes de llegar a
ocupar este cargo, la Embajadora se desempeñó como Directora de las
Américas del Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación de Marruecos,
así como en diferentes misiones diplomáticas de ese país y, además es la única
mujer de un país musulmán en llevar la representación del propio en nuestro
país.
El Gobierno de
Colombia, como es bien sabido, congeló hace varios años el reconocimiento a la
República Árabe Saharaui Democrática, y esta no tiene ni representación
diplomática ni embajador acreditado ante el Gobierno colombiano. La que sí
posee reconocimiento, es la soberanía del reino de Marruecos, con el cual
Colombia posee relaciones desde 1979 y, desde esa época, las dos naciones
comparten los valores de la paz, el respeto por los derechos humanos y hasta el
idioma, ya que de los 33 millones de marroquíes, siete hablan castellano.
Además, Colombia y Marruecos son socios económicos estratégicos, por
encontrarse en las dos orillas del Atlántico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario