Armero, la tragedia que eclipsó el drama del Palacio de Justicia
En momentos en que el país vivía en medio de la incertidumbre tras la toma del Palacio de Justicia, un desastre natural producto de la erupción del volcán Nevado del Ruiz eclipsó el debate nacional que centró su atención en las más de 20 mil víctimas de Armero, sobre las cerca de 100 que dejó el holocausto.
El miércoles 13 de noviembre de 1985, siete días después del duro golpe a la justicia colombiana, la erupción tomó por sorpresa a poblaciones cercanas, dejando en evidencia la poca capacidad de respuesta del Gobierno Nacional frente a un desastre de esa magnitud.
La crisis financiera de 1982, la reforma tributaria de 1983 y las fuertes devaluaciones del año siguiente, sumadas a la presión del narcotráfico y los atentados que vivía el país a mediados de los 80, hicieron que el pesimismo inundara el sentimiento nacional.
Mientras tanto, alrededor del mundo se publicaban videos y fotografías de Omaira Sánchez, una niña víctima de la tragedia, que estuvo atrapada en el lodo durante tres días hasta que finalmente falleció.
Esto hizo que incluso la atención de la opinión pública iniciara una controversia sobre el grado de responsabilidad del Gobierno colombiano en la catástrofe, debate que días antes ya tenían sobre el entonces presidente Belisario Betancur y el Ejército Nacional, por la muerte y desaparición de víctimas en el Palacio de Justicia.
La tragedia natural tuvo entonces un doble efecto sobre Betancur. Políticamente Armero fue la salvación del dirigente conservador, pues el lodo desapareció una población entera, en momentos en que apenas iniciaba el juicio político en su contra por el holocausto.
Para entonces, a mediados de noviembre de ese año, tanto el Congreso como los partidos políticos rodearon a Betancur para atender la tragedia y las víctimas de la avalancha.
Sin embargo, perdió políticamente pues ambos hechos sucedieron en el último año de su gobierno, lo que le costó no recuperar su imagen para figurar en la escena política posterior del país.
También fue un golpe para el Partido Conservador, que volvió a ocupar la presidencia hasta 1998, con Andrés Pastrana Arango, quien llegó al cargo con banderas mezcladas, tras respaldos de varios sectores políticos.
Para Hernán Olano, historiador y director del Programa de Humanidades en la Universidad de la Sabana, un sistema de frente nacional que aún no se había desmontado, enmarcó una irresponsabilidad conjunta en los partidos políticos, al no pronunciarse frente a la falta de acciones del Gobierno Nacional.
“Frente a la responsabilidad de Betancur en el Palacio de Justicia no hubo pronunciamiento incluso por parte de la oposición, en ese entonces del Partido Liberal, que tenía algunos de sus expresidentes vivos como Lleras Camargo, Lleras Restrepo o López Michelsen”, dijo, argumentando que la falta de presión política fue decisiva para que se dilataran los procesos contra el presidente Betancur.
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