La encíclica, “sobre el cuidado de la casa común”, que
según palabras del Santo Padre “puede convertirse en un depósito de porquería”,
razón por la cual, pidiendo que cada persona sea coherente con su fe, presenta serias advertencias sobre la fragilidad del medio
ambiente; pero lo que hace es una llamada de atención sobre el ser humano y la
vida que está conformando en nuestro planeta. Al
mismo tiempo, alza la voz contra la tecnificación obsesiva y un falso humanismo que, en el fondo, relega a la persona
en beneficio de la máquina.
La palabra encíclica proviene del latín "encyclia" y del griego
"egkyklios" que significa "envolver en círculo", igualmente
origen de la palabra "enciclopedia". La primera encíclica pontificia
fue escrita por el papa Benedicto XIV en 1766. León XIII escribió 86; Pío X, 16; Benedicto XV, 14; Pío XI, 30; Pío XII,
41; Juan XXIII, 8; Pablo VI, 7; Juan Pablo II, 14; Benedicto XVI, 3 y Francisco
ha escrito Lumen Fidei (cuatro meses
después de haber sido elegido Papa) el 29 de junio de 2013 y Laudatio Si (Alabado Seas) del 18 de
junio de 2015, la primera encíclica papal sobre la protección del
planeta, que se divide en seis capítulos y 264 puntos que cierran con dos
oraciones.
El papa Francisco reconoce que ''se advierte una
creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza,
y su sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro
planeta, permitiendo una mirada de esperanza que atraviesa toda la Encíclica y
envía a todos un mensaje claro y esperanzado: ''el ser humano es todavía capaz
de intervenir positivamente''; ''no todo está perdido, porque los seres
humanos, capaces de degradarse hasta el extremo, pueden también superarse,
volver a elegir el bien y regenerarse''.
Francisco emitió ese día 18 más de sesenta tuits
y tres al día siguiente, a través de esa red social y sus nueve cuentas, añadiendo
el hashtag #LaudatoSi y, resumiendo frases de la Encíclica y, en su visión
ecuménica, resaltó algunas al Patriarca de Constantinopla, Su Beatitud
Bartolomé, gran defensor del medio ambiente.
1.
¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a
los niños que están creciendo?
2.
“Un
crimen contra la naturaleza es un crimen contra nosotros mismos y un pecado
contra Dios.” (Patriarca Bartolomé).
3.
A veces se lleva adelante una lucha para otras especies que
no desarrollamos para defender la igual dignidad entre los seres humanos.
4.
Basta
mirar la realidad con sinceridad para ver que hay un gran deterioro de nuestra
casa común.
5.
Cada
comunidad tiene el deber de proteger la tierra y de garantizar su fertilidad
para las generaciones futuras.
7.
Cada época tiende a desarrollar una escasa autoconciencia
de sus propios límites.
8.
Caminemos
cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos
quiten el gozo de la esperanza.
10.
Cualquier
cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses
del mercado divinizado.
11.
Culpar al aumento de la población y no al consumismo
extremo es un modo de no enfrentar los problemas.
12.
Debemos
buscar otros modos de entender la economía y el progreso.
14.
Decir
«creación» es más que decir naturaleza, porque tiene que ver con un proyecto
del amor de Dios.
15.
Desacelerar
un determinado ritmo de producción y de consumo puede dar lugar a otro modo de
progreso y desarrollo.
17.
El ambiente humano y el ambiente natural se degradan
juntos.
18.
El avance de la ciencia y de la técnica no equivale al
avance de la humanidad y de la historia.
19.
El cambio climático plantea uno de los principales desafíos
actuales para la humanidad.
21.
El deterioro del ambiente y el de la sociedad afectan de un
modo especial a los más débiles. #LaudatoSi
22.
El mercado por sí mismo no garantiza el desarrollo humano
integral y la inclusión social. #LaudatoSi
23.
El
pensamiento cristiano reclama un valor peculiar para el ser humano por encima
de las demás criaturas.
24.
Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente
a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas.
25.
Es necesario que los países desarrollados contribuyan a
resolver esta deuda limitando el consumo de energía no renovable.
26.
Es posible que hoy la humanidad no advierta la seriedad de
los desafíos que se presentan. #LaudatoSi
27.
Estos
problemas están íntimamente ligados a la cultura del descarte.
31.
Hemos de escuchar tanto el clamor de la tierra como el
clamor de los pobres.
33.
La
alianza entre la economía y la tecnología termina dejando afuera lo que no
forme parte de sus intereses inmediatos.
34.
La
cultura del descarte de hoy obliga a un nuevo estilo de vida.
35.
La cultura del relativismo empuja a una persona a
aprovecharse de otra y a tratarla como mero objeto.
36.
La
espiritualidad cristiana propone un modo alternativo de entender la calidad de
vida. #LaudatoSi
37.
La
interdependencia nos obliga a pensar en un solo mundo, en un proyecto común.
38.
La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la
dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias.
39.
La
reducción de gases de efecto invernadero requiere honestidad, valentía y
responsabilidad. #LaudatoSi
40.
La tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos
deben beneficiar a todos. #LaudatoSi
42.
La tierra, nuestra casa, parece convertirse cada vez más en
un inmenso depósito de porquería.
43.
Lo que el
Evangelio nos enseña tiene consecuencias en nuestra forma de pensar, sentir y
vivir.
44.
Lo que el
Evangelio nos enseña tiene consecuencias en nuestra forma de pensar, sentir y
vivir.
46.
Lo que
está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una valiente revolución
cultural. #LaudatoSi
47.
Mientras más vacío está el corazón de la persona, más
necesita objetos para comprar, poseer y consumir. #LaudatoSi
48.
Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo
la humanidad necesita cambiar.
50.
Necesitamos
un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta.
51.
Necesitamos una aproximación integral para combatir la
pobreza y cuidar la naturaleza.
53.
Nunca la humanidad tuvo tanto poder sobre sí misma y nada
garantiza que vaya a utilizarlo bien.
54.
Para las comunidades aborígenes, la tierra no es un bien
económico, sino don de Dios y un espacio sagrado.
55.
Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de
fidelidad al Creador.
56.
Sabemos que es insostenible el comportamiento de aquellos
que consumen y destruyen más y más.
57.
Se ha de
reconocer el valor propio de cada criatura.
58.
Seguimos admitiendo en la práctica que unos se sientan más
humanos que otros.
59.
Señor,
tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para
preparar un futuro mejor. #LaudatoSi
60.
Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta
habitable para la humanidad que nos sucederá.
61.
Un mundo frágil interpela nuestra inteligencia para
reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar y limitar nuestro poder.
62.
Un problema particularmente serio es el de la calidad del
agua disponible para los pobres.
63.
Una
ecología integral implica dedicar algo de tiempo para reflexionar acerca de
nuestro estilo de vida y nuestros ideales.
En la encíclica nos
invita a ser valientes también respecto al reciclaje de papel; aunque como
regla general pide aprender a reutilizar lo que usamos en el día a día. También
elogia a las organizaciones de
consumidores porque consiguen que las grandes empresas les escuchen
y no dicten ellas solas las reglas del mercado. Sin duda, la temática tratada en el documento es de
vital importancia para los días que corren y será de una trascendencia enorme,
ya que en su enriquecedor mensaje, sugiere otras medidas prácticas como no usar cubiertos
y platos de plástico o
papel; no derrochar agua; diferenciar
la basura para poder reciclar y eliminar residuos peligrosos; cocinar
más o menos lo que se va a comer para
no desperdiciar comida; apagar las luces cuando no hace falta tenerlas
encendidas y usar transporte público o compartido.
Ya lo decía el filósofo Francisco Casas Restrepo: “Debemos volver a una sana, bien entendida y recta
comunicación con la Naturaleza como obra del Creador y no sólo como depósito
del cual podemos disponer a nuestro libre albedrío. Reconocer nuestro vínculo
con la Naturaleza y vernos también como criaturas y creaturas naturales -aunque
no sólo naturales- es volver a la simplicidad del Evangelio y a una visión
cósmica cristiana que no es materialismo, biologismo o fisicalismo”.
En concreto, Francisco nos pide modificar actitudes nocivas
de consumismo desenfrenado. Ahora, lo que se espera, es que este documento de
aplicación inmediata, oriente los cambios en la legislación medioambiental.
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