Hace un año, se desarrolló
en el Consejo de Seguridad de la ONU un foro sobre las ''Amenazas a la paz y a
la seguridad internacional causadas por actos terroristas'', evento que vino a
darse en un momento en el que todas las regiones del mundo se enfrentan a los
efectos inhumanos del terrorismo, - no solo Colombia-.
Pero todo esto podría
combatirse si los gobiernos se
comprometen con la sociedad civil para hacer frente a los problemas de las
comunidades con mayor riesgo de reclutamiento y de radicalización y conseguir
su integración social serena y satisfactoria, ya que a menudo, esos
combatientes proceden de familias pobres, decepcionados por lo que perciben
como una situación de exclusión y falta de valores de algunas sociedades
opulentas, como también lo señaló el Secretario de Estado de la Santa Sede,
Cardenal Pietro Parolín.
Para poner fin al nuevo
fenómeno del terrorismo, el objetivo es lograr el entendimiento cultural entre
los pueblos y países, y que la justicia social es esencial para todos; de
hecho, el Centro Internacional para el Diálogo Interreligioso e Intercultural
Rey Abdalá bin Abdulaziz (KAICIID), con sede en Nueva York (EE.UU) formuló el
25 de septiembre de 2014 una declaración de principios, firmada por los
ministros de Exteriores de Austria, Arabia Saudita y España, así como por el
Padre Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.J., Secretario del Pontificio Consejo
para el Diálogo Interreligioso, en calidad de Observador de la Santa Sede, para
enfrentar conjuntamente la violencia y la crisis humanitaria en el norte de
Irak y Siria, así como en otras regiones del mundo. La declaración fue también
aprobada por unanimidad por el Consejo de Administración del KAICIID, en el que
están representadas las principales religiones del mundo: budismo,
cristianismo, hinduismo, islam y judaísmo.
Ese Centro Internacional,
KAICIID, centró su declaración en los siguientes puntos: “Condenamos los
conflictos violentos en el mundo y, todavía más, la violencia cometida en
nombre de la religión; pedimos el fin de la hostilidad violenta. Deploramos la
pérdida de vidas y elogiamos a los que tratan de aliviar el sufrimiento, así
como aquellos que se esfuerzan por promover el bienestar, la armonía y la paz.
Nos oponemos a la instrumentalización de la religión para hacer la guerra.
Condenamos enérgicamente el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones,
sea quien sea el que lo cometa, y cualesquiera que sean qué propósitos.
Condenamos el discurso del odio y del extremismo que incitan a la violencia y
alimentan el prejuicio”.
El Santo Padre, tendiendo puentes para el dialogo
ínter religioso, ha sorprendido con la política exterior vaticana, pues luego
de su fructífero viaje por América Latina, antesala del encuentro con los
líderes cubano y estadounidense, programado para el mes de septiembre y en el
cual se reafirmará la intercesión pontificia para el restablecimiento de
relaciones diplomáticas en el último escollo de la guerra fría caribeña,
Francisco ha sorprendido con algunas respuestas en la rueda de prensa de su
viaje de regreso desde Paraguay, dentro de las cuales estuvo el comprender el
contexto del arte en el momento en que se produjo, esto para despejar las
especulaciones y dudas con ocasión del regalo del crucifijo clavado en la cruz
que le obsequio el presidente boliviano Evo Morales, que se resume en tres
preguntas: ¿Qué mensaje ha querido dar a la Iglesia en América Latina en estos
días? ¿Y qué papel puede jugar la Iglesia latinoamericana, como signo para el
mundo?, aún quedan por contestar en febrero cuando viaje a México.
Sin embargo, podríamos anticipar estas respuestas:
''La Iglesia de América Latina tiene una gran riqueza es una Iglesia joven… con
una cierta frescura, incluso con cierta informalidad… También cuenta con una
teología rica, de investigación... Es un pueblo - y la Iglesia es también así -
que es una lección para nosotros, para Europa, donde la baja natalidad es
preocupante y también las políticas para ayudar a las familias numerosas son
pocas. La riqueza de este pueblo y de esta Iglesia es que se trata de una
Iglesia viva. Creo que tenemos que aprender de ellos porque de lo contrario, si
no hay niños... Es lo que me preocupa tanto cuando hablo de descarte: se
descarta a los niños, descartamos a los ancianos, con la falta de puestos de
trabajo se descartan los jóvenes. Por eso, los pueblos nuevos, los pueblos
jóvenes nos dan más fuerza. No hay que tener miedo de la juventud y la frescura
de esta Iglesia que dará tantas muchas buenas.
También se ha firmado este año un acuerdo nuclear
con Irán, resultado importante de las negociaciones llevadas a cabo, pero que
requiere la continuación del esfuerzo y del compromiso de todos para que dé
frutos. Se espera que dichos frutos no se limiten solo al ámbito del programa
nuclear, sino que se extiendan a otros sectores, ya que ese acuerdo nuclear
establece que el programa de enriquecimiento de uranio sea limitado y
supervisado por un periodo de hasta 25 años, mientras que el 95 por ciento de
uranio ya producido por Irán deberá ser diluido o enviado al exterior, seguido
de unos "controles estrictos" de hasta un cuarto de siglo de todas
las actividades nucleares iraníes por parte del Organismo Internacional de
Energía Atómica (OIEA). Así, desde el 14 de julio se eliminaron las sanciones
internacionales que pesaron sobre Irán, el cual, a cambio no podrá acceder a la
bomba atómica.
Ante tales circunstancias, se
previó darle como contrapartida levantar todas las sanciones económicas y
diplomáticas impuestas a Irán por su programa nuclear y marca una nueva e
importante etapa entre este país islámico y las naciones del Grupo P5 + 1, que
reúne desde 2006 a la República Islámica de Irán con los cinco miembros
permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas Estados Unidos,
Rusia, China, Reino Unido, Francia, incluido Alemania. Lo importante, es que el
pronunciamiento del Vaticano, abre camino para que Francisco siga siendo la
columna moral para creyentes y no creyentes.
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