Recientemente, las discusiones acerca del
patrimonio nacional han entrado de nuevo en la agenda pública, tanto por la
noticia de la localización exacta del galeón San José, la audiencia en la Corte
Constitucional acerca de la repatriación del Tesoro de los Quimbayas, así como
la adquisición por el Museo Metropolitano de Nueva York de la <Corona de los
Andes>, que perteneció a la rama payanesa de mi apellido. Sin embargo, las
demás obras del patrimonio nacional, en su mayoría, por estar aquí, se encuentran
sumidas en el abandono y en la falta de conservación adecuada por parte de los
encargados de preservarlas.
Este mes, la Universidad de La Sabana, presentó el
libro “El Puente del Común. De obra pública a monumento nacional”,
investigación de las profesoras Alba Irene Sáchica Bernal y María del Rosario
Leal del Castillo, con el apoyo de la Alcaldía Municipal de Chía. El libro hace
parte de la investigación “Recuperación de la memoria histórica y
patrimonialización del Puente del Común”, recogiendo de fuentes primarias,
secundarias e iconográficas y bajo la contextualización de su origen virreinal,
un símbolo de funcionalidad como medio de comunicación entre las provincias de
Tunja y del norte con la de Santa Fe, siendo construido en 1792, año en el cual
fue puesto en servicio por el virrey José de Ezpeleta y Galdeano, en nombre de
don Carlos IV, después de la intervención del ingeniero militar español y luego
patriota Domingo Esquiaqui.
Luego de un proceso de deterioro natural, fue
sometido a una restauración que le fue encomendada a los arquitectos Ernesto
Moure y María Victoria Vieco. Hasta 1969 era transitado por vehículos, hasta el
momento en el cual se construyó un viaducto y un puente de ingreso a la capital
que lleva el nombre del presidente de la república Guillermo León Valencia.
Por medio del decreto 1584 del 11 de agosto de
1975, el <Puente> fue declarado patrimonio nacional, gozando de esa
condición compartida con el Palacio de san Carlos, el Observatorio Astronómico
Nacional, el Capitolio Nacional, la Casa de la Moneda, el Museo 20 de Julio, la
Casa de las Aulas, el Museo e Iglesia de santa Clara, la Quinta de Bolívar, el
Museo de Desarrollo Urbano, el antiguo Panóptico de Bogotá, el Museo de Artes y
Tradiciones Populares, la Hacienda Montes y otros símbolos de nuestra
nacionalidad.
El puente del común es un patrimonio vivo de
nuestra historia, testigo privilegiado del norte de Bogotá, en poco tiempo
será, como dijo en su momento Octavio Arismendi: “La nueva Jiménez con
Séptima”.
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