Francisco es un ser de una extraordinaria
humanidad, ardiente de Cristo, que combina sus palabras y sus gestos con
metáforas sorprendentes y humor cotidiano, como por ejemplo: “No nos sirven los
intelectuales sin talento, ni los esteticistas sin bondad”. Y es que realmente
los gestos en la comunicación del Papa.
En un mundo de palabras, en el contexto comunicativo de las Tics, una
conversación de salón de belleza puede volverse rápidamente un treding topic y ser noticia
internacional en pocas horas y así como el lema del Papa emérito Benedicto XVI
“Cooperadores de la verdad”, a veces podemos volvernos, hasta sin querer y de
buena fe, en unos “cooperadores de las mentiras”, o, generamos una “espiral de
silencio” que es en lo que desemboca una situación cuando la mayoría de los que nos rodean piensan lo
contrario. Sin embargo, se dice que el papa Francisco comunica en tono
sinfónico, es decir, articula varias matices y niveles en un orden relevante,
evitando que un valor secundario se absolutice, o que por un modo de expresión
inadecuado, se perciba como contravalor o genere un ruido desagradable. Así, un
escándalo comunicativo puede relegar la validez cuando no se da una sinfonía de
la verdad o cuando esa “musicalidad” proviene de un cambio de mentalidad no
acorde con los valores, o con lo que Benedicto XVI llamaba el “tejido
unitario”, afectado por los agresores de la convivencia.
Los marcos o frames de la
conversación pública y las metáforas, son los componentes del mensaje social franciscano
y, es por eso que surgen siete puntos con correlato de comunicación, que marcan
la internacionalidad del discurso de Papa, porque buscan recuperar la frescura
original del Evangelio y no encerrar a Jesús en esquemas aburridos. Dichos
puntos son:
1.
Contagiar alegría.
Siempre debemos dar la alegría de un corazón que ama a Dios; eso, según la Evangelium Gaudium, es comunicar la Fe.
“Debemos transmitir la idea de que el negocio de la Iglesia católica es la
felicidad”.
2.
El Papa desde el
primer momento ha hablado de “una Iglesia en salida” que es mejor que una
Iglesia accidentada, pasiva, que se queda quieta en casa. Una iglesia debe
dejar de ser una establecimiento para recoger un producto, debido a que ya no
es 99 en el redil y una oveja perdida, sino, muchas veces una en el redil y 99
perdidas; esa es la nueva evangelización, la de ir a untarse de oveja en la
periferia, salir a la intemperie y no continuar en una zona de confort sino
abiertos al “mundo”, donde uno no es esperado y muchas veces no es bien
recibido.
3.
Ser, hacer y
decir: Coherencia. Ante todo, Francisco es coherente, pero además de poseer esa
unidad de vida y ese prestigio moral, cuenta con ser sociable, amable, servicial,
simpático, misericordioso, etc., porque escucha, comprende y conversa, así, la
escuchoterapia, la cariñoterapia y la misericordina son su clave para ser,
hacer y decir.
4.
Un lenguaje claro,
directo y sencillo. Así es como el Papa se dirige y alcanza a sus destinatarios
con sencillez, humildad, cercanía, candor y actitudes libres, que están por su
espontaneidad fuera del libreto.
5.
Una Iglesia de los
pobres y para los pobres. Desde su primera homilía se ha expresado ese mensaje
que es puramente evangélico, pero, la prioridad es promover la preocupación por
los más necesitados.
6.
Ver evangelización
desde la misión. El Papa vincula la acción evangelizadora a las guerras,
desempleo juvenil, abandono de los ancianos, refugiados, Cuba, Siria,
Mediterráneo, Medio Oriente, etc., con lo cual se ve que su principal misión
son las personas que nos necesitan. Así, nos muestra que Dios no es indiferente
al sufrimiento de las personas.
7.
Volver a lo
esencial del mensaje. Así, desde Cristo y desde la esencia se conoce el dogma y
la moral que nos permiten enfocarnos en el mensaje que se quiere decir.
Todo ese proceso de comunicar valores cristianos al servicio del bien
común, tuvo, entre otros, un experimento, basado en un escrito de Ratzinger, quien
bajo el título “Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso
y la conducta de los católicos en la vida política”, muestra que en todo
proceso de comunicación, hay valores generales marco (caridad, dignidad humana,
dialogo, amor a la verdad y la libertad), valores centrales en tensión con la
sensibilidad mayoritaria y, valores centrales en sintonía con la sociedad
actual.
En el proceso de
comunicación de Francisco, se pone la lógica de Dios, no de los doctores de la
Iglesia, acogiendo sin juzgar, viendo el corazón de las personas y buscando la
respuesta adecuada dentro de un contexto simple, evitando un distanciamiento en
los razonamientos, expresando sentimientos de acogida, y “cocinando” los
argumentos y las ideas desde la visión misericordiosa.
Como dice Monseñor
Luis Romera “hay que ser capaz de llegar al corazón de la gente pasando por su
cabeza”, lo que Francisco llama el “Ecumenismo en la sangre”, que no consiste
en ser políticamente correctos, sino en ser personas que saben testimoniar la
verdad y defender en la discusión y exposición pública, con autentico y
profundo respeto los valores cristianos, en contra de una “cultura de descarte”
que nos desconecta emocionalmente de la gente, porque se inspira en un
materialismo que rompe con el espíritu de acogida.
Francisco sabe que
hablar de Iglesia no es solo hablar de moralismo, comunicar la Doctrina no
significa dar sermones, ni “ofender a aquellos con los que debemos conversar”, sino
seguir un modo de compartir la verdad mediante el ejercicio de la sabiduría en
el contexto de la unidad de vida, de un ideario común, de su credibilidad
social, su buena imagen, claro entendimiento, capacidad de discernimiento y la
posibilidad de hablar con respeto, pero, sin miedo a decir cosas desagradables,
sin retoques, sin una “cosmética de la verdad”, sino desde la realidad del
mensaje y la expresión de sus gestos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario