Hoy día, muchos valores considerados básicos por quienes poseen integridad, se han visto cuestionados dentro de lo que se ha constituido como un nuevo contexto político, jurídico y cultural, que muestra su hostilidad contra quienes sostienen principios tradicionales no negociables y hasta hace muy poco incuestionables, pero, en caso de serlo, presentados con argumentos sólidos y criterio respetuoso frente a quienes se proclaman como abanderados de las libertades, la igualdad y el pluralismo laicista.
En el nuevo criterio de juicio público se ha pasado a desacreditar opiniones, que aunque legítimas desde el punto de vista de quien las emite, causan escozor y un potencial juicio de descrédito por parte de sectores que pueden verse afectados con dichos conceptos.
Lo que importa y debe ser posible es ser coherente con la propia identidad, ser coherente con sus propias palabras. Ya Barack Obama el 16 de febrero de 2008 expresó: No me digan que las palabras no importan, “Don´t tell me the words don´t matter”, porque la sindéresis en ellas, para construir una sociedad mejor, a veces resulta una tarea compleja, porque cada cual posee su propio marco de interpretación.
Posdata. Muy exitoso resultó el V Encuentro Internacional de Historia del Derecho, organizado el viernes anterior en la Universidad de La Sabana por el Grupo de Investigación en Derecho, Ética e Historia de las Instituciones “Diego de Torres y Moyachoque, Cacique de Turmequé”.
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