lunes, 26 de diciembre de 2011

Las donaciones de San Carlomagno

Nieto de Carlos Martel e hijo del rey Pipino el Breve y de la reina Berta o Bertrada, pertenecía por línea paterna a una familia originaria de la región de la Meuse; su madre era probablemente la hija de Caribert, conde de Laón. Nació el 2 de abril del 742, probablemente en la región de París. El 7 de octubre del 768, junto con su hermano menor Carlomán, fue elevado a la realeza. Carlos instaló su capital en Noyon y Carlomán en Soissons. A la muerte de Carloman en el 771, Carlomagno en lugar de respetar los derechos de sus sobrinos, sometió todo el regnum Francorum a su autoridad.

Su coronamiento como Emperador, ha constituido un fenómeno de excepcional importancia en la historia de Occidente. La palabra imperium designaba también la comunidad cristiana o también una comunidad política más fuerte, más extendida que las otras, englobando a muchos pueblos, y a muchos reinos. El Estado franco reagrupó a casi todos los cristianos de Occidente, aparece desde antes del año 800 como un "Imperio" de hecho. Carlomagno se vio impulsado a restaurar en provecho suyo el título de Emperador, habiendo influido el Papa León III en el proceso que llevó a su coronamiento, ya que él organizó la ceremonia para el día de navidad del año 800, cuando consagró y coronó al nuevo Emperador y después le hizo aclamar por el pueblo. Sólo hasta el año 811 los bizantinos reconocieron a través del Emperador Miguel I, el título imperial de Carlomagno previas algunas concesiones territoriales.

El último acto importante de Carlomagno fue hacer coronar Emperador el 11 de septiembre del 813 a su hijo Luis en la capilla de Aquisgrán.
 
Murió Carlomagno el 24 de enero del 814 y la tradición carolingia fue cultivada incansablemente por la monarquía francesa que hizo de Carlomagno su patrón y protector. El Papa Pascual III, por iniciativa del Emperador Federico Barbarroja, canonizó a Carlomagno en el año 1165 y su fiesta se celebra el 2 de enero de cada año.

Carlomagno fue en su momento el protector de la Iglesia, el representante de Dios y su misión fue la de ampliar los límites del mundo cristiano. Puso la fuerza al servicio de la fe y la dilatatio regni, la expansión del reino, no fue otra cosa que la expansión de la Ciudad de Dios. De ahí que sus continuas donaciones a la Iglesia lo hicieran acreedor de los favores del Papado y mantener de ese modo su alianza conjunta. 

Jarillología y Humedales

Una nueva ciencia geológica y ambiental se abre paso por cuenta de opiniones amañadas e inquina enfermiza contra instituciones serias que han trabajado para superar la crisis que ha causado el fenómeno de la niña. Se trata de la <Jarillología>, que se complementa con pensar que cualquier charco de la carrera séptima se forma porque era antes un humedal y no porque entre la 127 y la 116 están los peores cráteres del sector, heredados de la ineficiencia del Gobierno Distrital.
El Convenio Internacional de Ramasar, Irán, firmado desde 1971, define a los humedales como "extensiones de marismas, pantanos y tuberas, o superficies cubiertas de agua, sean estas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina, cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros". Bogotá posee trece humedales: La Conejera, Juan Amarillo, Torca, Guaymaral, Jaboque, Techo, El Burro, La Vaca, Córdoba, Santa María del Lago, La Tibanica, Capellanía y El Meandro del Say.
Los humedales, según la definición técnica incluida en un documento de la Alcaldía de Bogotá y suministrada por Sergio Echavarría, Gerente de la Concesión Devinorte, son “un ecosistema intermedio entre el medio acuático y terrestre, con porciones húmedas, semi húmedas y secas, caracterizado por la presencia de flora y fauna singular. La Universidad de La Sabana no está sobre un humedal, está en la zona del río.”
Así las cosas, queda claro que personas ajenas a esta prestigiosa Universidad, afirman objetivamente lo que otros muy subjetivamente quieren desvirtuar cuando se creen con <la sartén por el mango> por ser los <paladines de la verdad>, cuando en realidad, La Sabana ha desarrollado en pocos meses, con mucho esfuerzo a través de préstamos y ajustes presupuestales, las obras que muchos gobiernos, por lo menos desde 1974 cuando se adoptó el Código de Recursos Naturales, no han hecho.
Precisamente, al amparo de la Ley, en especial del citado Código, que lo permite en su artículo 124, así como en su decreto reglamentario, la Universidad hizo un muro de reforzamiento de 2000 metros de extensión dentro de la margen del jarillón existente.
Sólo falta que culpen a la Universidad de La Sabana por la aridez de Villa de Leiva, Ráquira, Santa Sofía y el Desierto de La Candelaria, porque hace tres millones de años había allí un mar, que nos legó las amonitas y el único esqueleto de Pleistosaurio que existe en el mundo.
A propósito: Villa de Leiva y la región de Ricaurte Alto, un maravilloso destino para terminar y comenzar el año.

viernes, 9 de diciembre de 2011

El nuevo tamaño del Estado

Para aumentar el nivel de la actividad económica, o se aumentan los gastos del gobierno, o se reducen los impuestos, mientras que para reducir el nivel de la actividad económica, deberían disminuirse los gastos del gobierno o aumentarse los impuestos. Sin embargo ahora tenemos un Estado más grande y se anuncia el crecimiento de los impuestos. Aumentar el gasto del gobierno es inflacionario mientras no se aumenten los impuestos, es decir, que ahora estamos avocados a la denominada <espiral inflacionaria>.

Nosotros, los asalariados pagamos impuestos y en especial la retención en la fuente sobre todo nuestro sueldo, pero, Señor Ministro, Usted  y sus colegas sólo pagan retención en la fuente sobre su asignación básica y no sobre el total de lo que reciben, es lo que tengo entendido, al igual que ocurre con la asignación básica y no con el total de lo recibido por parte de todos los congresistas –a quienes dizque ni para la gasolina les alcanza el sueldo-, los magistrados de las altas Cortes –que según reciente fallo deben pensionarse a los 50 años con mínimo 17 millones de pesos-, el Procurador, la Contralora, la Fiscal, y los miembros de la Fuerza Pública; es decir, que yo, como Profesor universitario, pago más retención que un Senador, que gana en total al mes con el factor prestacional, sesenta veces más que alguien que reciba tan sólo el salario mínimo.

Ahora, ni se diga de la vagabundería en el Ministerio de Minas y Energía, donde se le paga el colegio y la universidad a los funcionarios y a sus familiares. Yo, en cambio, dedico el 75% de lo que me queda en mis ingresos para pagar colegios, rutas de escolares y cursos extracurriculares. Tras el escándalo, promesas presidenciales y luego un largo silencio.

El caso es que el Estado, por obra y gracia de los decretos expedidos al amparo de la Ley 1444, ha pasado a tener 16 ministerios, 9 departamentos administrativos, 13 consejerías presidenciales, 1 alta asesoría presidencial y ni se diga del número de nuevas agencias y entidades adscritas y vinculadas, que hasta ahora estamos precisando en número, ya que la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República no publica la totalidad de los decretos y, cuando lo hace, pasan más de 20 días como ocurrió con los decretos de noviembre, cuya última publicación fue el 11 de noviembre y el 28 subieron decretos del 15 y el 25 pues no se sabía qué había pasado con el Gobierno, ya que ni un solo decreto se subió a la internet en veinte días; tal vez ocurre eso por tener ahora un presidente más viajero que don Andrés.

La primavera en París y el otoño en Tlatelolco.

Qué mejor época para hablar del movimiento estudiantil y más, teniendo en cuenta que nací en 1968 diez días después de la Noche de Tlatelolco, cuando en la plaza de las tres culturas de Ciudad de México, fueron asesinados los estudiantes universitarios por pronunciarse contra el régimen; el hecho fue cometido por el grupo paramilitar denominado Batallón Olimpia y el Ejército Mexicano, en contra de una manifestación convocada por el Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento, que involucraba estudiantes, profesores e intelectuales, últimos dos grupos que poco se han visto en las protestas chilenas y colombianas. Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos.[] El gobierno mexicano de esa época, presidido por Gustavo Díaz Ordaz Bolaños, dijo que fueron sólo veinte los muertos, pero, en 1971, Elena Poniatoiwska, (en realidad, la princesa Hélène Elizabeth Louise Amélie Paula Dolores Poniatowska Amor, hija del principe heredero Jean Joseph Evremond Sperry Poniatowski, descendiente directo del rey Estanislao II Poniatowski de Polonia— y de María de los Dolores (Paula) Amor de Yturbe), en su libro “La noche de Tlatelolco”, publicó la entrevista de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cadáveres en un solo lugar; a esas víctimas se les llamó “los 68 del 68”.

El mismo año 1968, en el mes de mayo, se produjeron en París los hechos de la primavera, que fueron, una propuesta pacífica, alegre y juvenil en las que se hicieron famosas las pancartas, como aquellas con frases como “la imaginación al poder” y “prohibido prohibir”, que mostraron el ingenio intelectual de los estudiantes de pregrado de la Universidad de París, ubicada en la plaza de “La Sorbonne”, que luego fue presentada como “una epopeya transformadora de la política, del pensamiento y de la historia”, liderados por Dany el Rojo, hoy en día el diputado Daniel Cohn-Bendit, estuvo al frente de la protesta estudiantil, la cual reflejó el papel que jugaba la juventud como motor de la transformación revolucionaria. Pero este movimiento, que surgió de manera espontánea, resultó efímero, como está ocurriendo hoy en día.

La reforma a la Ley 30 de Educación Superior, debe ser para la reorganización del sistema, así como de la educación superior, entendida ésta como un bien público, un servicio público y un derecho, por tanto, le corresponde al Estado garantizar su acceso a todos los ciudadanos con mérito para ingresar, para así garantizar el desarrollo de la sociedad y del país.

¿Qué viene ahora? ¿Se concertará un proyecto que este acorde con las necesidades de los educandos, los educadores, el Estado y las Universidades?

martes, 15 de noviembre de 2011

La ¿nueva? Vitamina "C".

El Representante a la Cámara por el Departamento del Tolima Alfredo Bocanegra Varón, -a quien aclaro, no conozco-, me remitió su libro “La Nueva Vitamina C”, que no necesariamente trata acerca de aquel “farmacóforo de la Vitamina C, que es el ión ascorbato, en organismos vivos que protege contra la oxidación…”. Precisamente se trata su publicación acerca de lo que fue, ha sido, es y se espera que sea el Partido Conservador.
Yo soy Conservador, mi familia ha sido tradicionalmente y orgullosamente conservadora por más de 160 años –con excepción de algunos pocos liberales-; siempre he llevado como impronta los principios de este Partido, con el cual no tengo más vinculación que un carnet, y sólo he pisado la casa del Park Way para reclamar ese documento, con el pomposo nombre de <cédula partidaria>, ahora archivado en el fondo de un cajón.
Precisamente ese plástico se ha quedado allí, en el cajón ¿del olvido?, no lo sé. Lo que sé es que el partido poco cuenta con personas que están en su <<reserva>>; sólo he asistido a una Convención Conservadora en 1996, porque mi novia –hoy mi esposa -, me dejó <colar> y nunca he sabido cómo es eso de la Academia del Pensamiento Conservador, seguramente saberse –como yo- el coro del himno. Aunque aparezco en el último tomo de la obra de Julio Barón Ortega El Conservatismo Colombiano, su historia y sus hombres”, hoy, los conservadores somos una especie en peligro de extinción, nos miran como a dinosaurios vivientes no obstante las <alentadoras> cifras que la página en la internet del Partido presenta, jactándose de haber obtenido 211 alcaldías dentro de ellas las de las ciudades de Montería y Popayán. Qué pena, que ya ni Tunja marca como capital conservadora, ni mucho menos Bogotá, ciudad donde de los 27 años que llevo viviendo, creo que ninguno ha enarbolado la bandera azul, pues el último alcalde <conservador> al que recuerdo haberle hecho campaña, aún siendo estudiante universitario, pertenecía a la <Nueva Fuerza Democrática>.
Se destaca la labor que se realizó para la recolección de los cinco millones de firmas en apoyo al derecho a la vida, que reafirman el compromiso conservador con el derecho natural.
Sin embargo, regresando a la política, en Atlántico, Boyacá, Cesar, Guaviare, La Guajira, Norte de Santander y Putumayo, el conservatismo es la primera fuerza en número de diputados, pero ¿De a dos o tres curules con Diputados de dos mil voticos o menos? Creo que lo único moderno del Partido Conservador es una página en la internet muy difícil de manejar.

Investigación Sabanera

Recientemente se publicó el baremo que establece cuál es el lugar de las universidades colombianas, dejando la inquietud acerca de la investigación como factor de medición de la calidad de las mismas a nivel internacional.
Ésta semana, en la Universidad de La Sabana, del 26 al 28, se realizará la V Jornada de Socialización de Proyectos de Investigación, “Repensando nuestro papel frente a los retos del Desarrollo Sostenible”, bajo la coordinación de la Directora de Investigaciones Leonor Botero Arboleda, PhD.
El evento, será inaugurado por el Rector de la Universidad Obdulio Velásquez Posada y contará con un panel inaugural sobre el desarrollo de ecosistemas, cambio climático e investigación científica, seguido de varias conferencias magistrales del ex ministro Manuel Rodríguez Becerra, sobre el cambio global, estado del medio ambiente en Colombia y las locomotoras del desarrollo; la de Yesid Carvajal sobre las inundaciones en Colombia; la de Aníbal Acosta y Ángela De Francisco sobre el deterioro de la cuenca del Río Bogotá y proyecto para su recuperación y la de Ignacio Briceño sobre patrones de identidad genética en poblaciones contemporáneas y precolombinas, que fue el trabajo ganador del Premio “Alejandro Ángel Escobar” 2011.
Además de las conferencias magistrales, habrá una sesión de pósters de estudiantes de postgrado y maestría en Medicina, así como de los ocho doctorandos del programa en Biociencias y cerca de setenta ponencias producidas por los distintos investigadores de la Universidad.
Y es que para la Universidad se ha constituido en objetivo estratégico el impulso a la investigación científica, lo cual no solo se evidencia desde el PEI y la aceptación de esta actividad como función sustantiva, sino también en los múltiples documentos y estrategias diseñadas para fomentar e incentivar a sus profesores en el diseño de proyectos de investigación, en la configuración de líneas y grupos, en la formación de investigadores a través de programas de maestría y doctorados, en la publicación en revistas de visibilidad, en la participación en eventos de investigación, etc.
En el caso de la investigación en sociales, la Facultad de derecho de la universidad de La Sabana tiene cuatro grupos en las categorías A, B y C, los cuales se denominan “Justicia, Ámbito Público y Derechos Humanos”, “Derecho Público Diego de Torres y Moyachoque, Cacique de Turmequé”, “Derecho Privado” y, “Derecho Internacional y Derechos Humanos”, con un amplia bibliografía que coopera a nivel interna, nacional e internacional con la doctrina jurídica. Por su parte, la Universidad posee 44 grupos clasificados de por en la Convocatoria de Grupos 2010 de Colciencias. Adicionalmente, la Universidad cuenta con otros 15 grupos que están en proceso de fortalecimiento para consolidarse.

jueves, 20 de octubre de 2011

En defensa de la Vida.

El Derecho a la Vida es el Primus Ontológico y lógico del Estado y el fundamento objetivo del ordenamiento constitucional, y fue definido por Francisco José Herrera Jaramillo, como ‘‘aquel derecho natural originario y primario -es decir fundamental- que tiene todo ser humano, desde el momento en que empieza su vida hasta la muerte, a ser y a existir de acuerdo con su dignidad.

La vida, considerada como realidad biológica o entidad vital, “constituye el derecho fundamental esencial y troncal en cuanto es el presupuesto ontológico sin el que los restantes derechos no tendrían existencia posible”, como sentenció el Tribunal Constitucional español, en fallo STC53/1985, de 11 de abril y desconoce con la ley aprobada en julio de este año.

En la sentencia SU-111 de 1997, la Corte Colombiana había velado por el respeto de la vida en términos, que ahora muchos –incluido el mismo Tribunal- pretenden desconocer:

El derecho a la vida protegido por el artículo 11 de la Constitución Política, comprende básicamente la prohibición absoluta dirigida al Estado y a los particulares de disponer de la vida humana y, por consiguiente, supone para éstos el deber positivo de asegurar que el respeto a la vida física sea el presupuesto constitutivo esencial de la comunidad. Esta faceta de la vida, bajo la forma de derecho fundamental, corresponde a un derecho fundamental cuya aplicación no se supedita a la interposición de la ley y puede, por lo tanto, ser amparado a través de la acción de tutela.

La protección de la vida tiene el carácter de valor superior en la Constitución Política. La razón de ser de la comunidad política que forman los colombianos estriba en la necesidad de asegurar colectivamente el disfrute máximo de la vida y la libertad. La garantía constitucional no puede ciertamente satisfacerse con la mera interdicción que recae sobre su eliminación o supresión.

El Estado como organización política de la sociedad debe asegurar la intangibilidad de la vida y la libertad, estableciendo las bases de orden material y jurídico para que ellas sean posibles y su goce sea general.

Reafirmo mi creencia en el valor absoluto de la vida y en la dignidad de la persona. Sólo un mundo regido por el derecho y que reconozca la vida desde su concepción hasta la muerte natural es plenamente humano. El aborto no es señal de progreso. Esta bandera y la de la eutanasia, han sido siempre, a lo largo de la historia, señal de decadencia y muerte de civilizaciones. Su legalización en otros países, no puede ser argumento valedero para aprobarlo entre nosotros.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El politólogo José Benjamín Rodríguez Iturbe.

Abogado, y dos veces Doctor en Derecho (in utroque iure) Civil y Canónico. Fue profesor en las Universidades Monteávila (dónde ocupó la decanatura) y Central de Caracas en Venezuela. Autor de diecinueve libros. Fue Presidente de la Cámara de Diputados de Venezuela y Representante a la Cámara de 1970 a 1999. Miembro de la Unión Inteparlamentaria, Presidente de la Internacional Demócrata Cristiana. Condecorado con la Orden Nacional al Mérito de Francia, la Orden del Libertador San Martín de la Argentina, la Orden de la Democracia del Congreso de Colombia y en su patria con las órdenes: Del Libertador y Francisco de Miranda, entre otras. Profesor Titular y Ex Director del Instituto de Humanidades en la Universidad de La Sabana. Ha publicado varios libros, destacándose recientemente su libro sobre TROTSKY.

Néstor Pedro Sagüés, maestro del Derecho Procesal Constitucional.

El Maestro Sagüés, es Abogado recibido en la Universidad Nacional del Litoral.  Doctor en Derecho por la Universidad de Madrid y Doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Nacional del Litoral, 1966. Becario del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid, 1963; de la Facultad Internacional de Derecho Comparado de Estrasburgo en 1964 y de la Academia de Derecho Internacional de La Haya en 1969. Doctor Honoris Causa por la Universidad de San Martín, Lima. Profesor Honoris Causa de las Universidades de Arequipa, Huancayo, San Luis, etc. Profesor Distinguido de la Universidad Externado de Colombia. Joven Sobresaliente otorgada por la Cámara Junior de Buenos Aires, 1981. Premio Anual otorgado por la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Córdoba, 1991. Premio Anual otorgado por el Colegio de Abogados de Rosario, 1973. Premio Anual otorgado por el Colegio de Magistrados de Santa Fe, 1973. Premio otorgado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, 1987. Diploma al Mérito en Derecho Constitucional, Premio de la Fundación Konex, 1996. Profesor Titular Ordinario de Derecho Constitucional de la Universidad de Buenos Aires, desde 1989. Profesor Titular Ordinario de Derecho Constitucional de la Universidad Católica Argentina, desde 1984. Profesor Visitante de la Universidad de San Marcos, Lima. Académico Nacional en Ciencias Morales y Políticas y en Derecho y Ciencias Sociales.  Juez de la Cámara de Apelaciones de Rosario, desde 1983. Dentro de sus obras encontramos: "Derecho Procesal Constitucional" - 4 tomos, a partir de 1979, varias ediciones; "Mundo Jurídico y Mundo Político" – 1977; "Elementos de Derecho Constitucional" - 2 tomos, 1993. "Representación Política" - 1973 y, "La demagogia" – 1981, entre otros.

Mario Valenzuela, S.J.

Dentro de las fuentes primarias para la historia del derecho colombiano, bien merece la pena resaltar al sacerdote jesuita MARIO VALENZUELA PIESCHACÓN, S.J., quien editó su primer libro “Notas Jurídico Teológicas según el Derecho Colombiano” de 92 páginas en la Imprenta de la Diócesis de Pasto y el “Compendio del Derecho Civil en Armonía con la Conciencia” de 184 páginas en la ImprentaEl Istmo” de Panamá, correspondiendo éste a la tercera edición que se sumó a la de 1898 editada en Bucaramanga y que no hemos podido conseguir, titulada “El Código Civil Colombiano en Armonía con la Conciencia”. El autor ha expresado en uno y otro de los consultados, que en el texto presenta una exposición jurídico-moral acerca del derecho colombiano y con los extractos y comentarios incluidos en el estudio, se podrá “dar acertado consejo en los casos más frecuentes, y conocer cuándo deben abstenerse de resolver por sí solos”.

En el texto original de 1895, el padre VALENZUELA PIESCHACÓN S.J. incluyó 456 reglas y en el segundo, de 1910, 631 reglas, en las que ha querido abarcar un resumen del Código Civil, para lo cual explica su metodología: “Los números arábigos que van del todo sueltos, se refieren a los artículos de nuestro Código Civil. Los de otras leyes se indican en esta forma: 861. 153 de 87 -artículo 86 de la ley 153 de 1887. Cuando precede una n. se cita el número marginal de estos apéndices y suele ir en bastardilla”, aquí he compilado 820 reglas muy claras que espero sean de utilidad.

En cuanto al prólogo del primer texto citado, éste ha sido escrito por el Obispo de Pasto, Su Excelencia don Manuel José de Caicedo y Cuero[1], quien por esa vía expidió en abril 28 de 1895 el nihil obstat[2], para que este texto fuese utilizado para el estudio de la asignatura Teología Moral en el Seminario de Pasto y en los otros que lo asimilaran.

Se recomendaba en el permiso episcopal la lectura del texto a los laicos y a los sacerdotes, ya que según el Prelado, “allí encontrarán la acertada resolución de los casos que con frecuencia tendrán entre manos en materia tan difícil como es la que se roza con la propiedad particular y los contratos, en que deben tenerse en cuenta el derecho civil patrio”.

El texto de 1810 contaba con el imprimatur y la bendición de todo corazón del Obispo de Panamá, Su Excelencia don Francisco Javier Junguito, S.J.[3], quien destacaba que el texto, “tan felizmente concebido”, permitiría a doctos y legos “minorar las dificultades que se ofrecen en la solución de algunos casos en que necesariamente deben tenerse en cuenta las prescripciones de la Ley Civil, para satisfacer los deberes de conciencia” y solicita al autor que “no desmaye en su propósito de hacer una nueva edición de trabajo tan útil al moralista como al Jurisconsulto.

La edición publicada por VALENZUELA PIESCHACÓN en 1910, estaba dedicada “En homenaje de amor y respeto” a los Muy Ilustrísimos Señores Bernardo Herrera Restrepo, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia; Manuel José de Caicedo y Cuero, Arzobispo de Medellín; Pedro Adán Brioschi, Arzobispo de Cartagena; Manuel Antonio Arboleda, Arzobispo de Popayán; Estebán Rojas, Obispo de Garzón; Evaristo Blanco, Obispo de Pamplona; Nacianceno Hoyos, obispo de Manizales; Javier Junguito, Obispo de Panamá; Ismael Perdomo, Obispo de Ibagué; Fray Francisco Simón, Obispo de Santa Marta; Eduardo Maldondo Calvo, Obispo de Tunja; Adolfo Perea, Obispo de Pasto; Fray Anastasio Soler, Vicario de la Guajira y José María Guyot, Vicario de San Martín.

El Padre Mario VALENZUELA PIESCHACÓN, S.J.[4], había nacido en Bogotá el 19 de enero de 1836 y fue llamado así por el nombre del santo del día. Hijo de don Menandro Valenzuela Ortega y Sánz de Santamaría y de doña Florentina Pieschacón y Calvo, ambos de acendrada estirpe bogotana.

Ingresó a la edad de nueve años al Seminario Menor de Bogotá y luego fue puesto al cuidado de los Jesuitas, quienes desterrados, fundaron en Kingston, Jamaica, un Colegio en 1850, el St. George´s College Student, al cual fue enviado Mario, y fuera posteriormente reconocido como el mejor estudiante del siglo XIX. Dicho premio, curiosamente fue recibido en nombre del estudiante por el señor Embajador de Colombia en Jamaica. Pasando luego al Colegio de Jesuitas de Guatemala, regresó a Bogotá en 1852 y, al año siguiente, cuando contaba con 17 años, antes de partir al Colegio Pío Latinoamericano de Roma, falleció su padre, con lo cual no pudo asumir ese destino. Por esa razón prosiguió en Bogotá estudios en filosofía y ciencias jurídicas en la Universidad Nacional y allí refutó las teorías de Bentham en tres artículos titulados “Apuntamientos sobre el principio de utilidad”, estudio contra el utilitarismo que le mereció una elogiosa carta de Mariano Ospina Rodríguez.

Diego Fallón dijo de él: “cuando Mario era chino, que apenas podía abrocharse la camisa y lloraba porque tardaba el almuerzo, ya sabía más que sus profesores[5].

Colaboró con los periódicos “La Guirnalda”, “El Porvenir” y “El Liceo Granadino” y muchos años después en las revistas “Horizontes” de Bucaramanga y “El Mensajero del Corazón de Jesús” en Bogotá. Trabajó en el Instituto de Cristo, colegio fundado por José Joaquín Ortiz. Como soldado enfrentó la dictadura de José María Melo y luego volvió a la vida ordinaria. Su fama de joven ilustrado lo llevó a la Asamblea Constituyente de Cundinamarca en 1857, donde fue Diputado y Secretario de la misma, contando tan sólo con veintiún años.

Ese mismo 1857 trajo a Colombia la Sociedad de San Vicente de Paúl (incluso en su lápida quiso que se grabara “Fundador de la Sociedad de San Vicente de Paúl”). Fue en 1858 profesor del Colegio de Boyacá en Tunja y de allí pasó de nuevo a Bogotá para ingresar al noviciado o “Casa de Probación” de los Jesuitas, ubicada en la “Huerta de Jaime” o “Plaza de los Mártires” y siendo novicio dictó gramática ínfima en el San Bartolomé.

Luego del destierro de los Jesuitas decretado por Mosquera, viajó al Colegio de Estudios Superiores de Guatemala, donde llegó el 26 de septiembre de 1861 y fundaría allí dos revistas “Estudios del Colegio seminario” y, “La Sociedad Católica”. Expulsados de Guatemala los Jesuitas, viajó a León, Nicaragua, donde el 30 de octubre de 1877 hizo sus últimos votos solemnes y se dedicó a la actividad misional. Escribió una monografía sobre la erupción del volcán Momotombo del 4 al 6 de septiembre de 1878; fue Procurador de toda la Misión Centro-Americana de la Compañía de Jesús y pasó a Matagalpa y a San Salvador.

De El Salvador fueron también expulsados los Jesuitas en 1872 y Mario pasó a Panamá, siendo allí desde donde comenzó toda la labor de restauración de la Compañía de Jesús en Colombia en 1884, por invitación que un año antes le hiciera Rafael Núñez, quien había arribado a Ciudad de Panamá procedente de París. A este se atribuye la fase sobre VALENZUELA (<<el santo Padre Mario>>, como se le ha llamado muchísimas ocasiones): “era un hombre eminente en virtud, ciencia y literatura y uno de los Jesuitas más capaces, por su larga experiencia y conocimiento del país”.

Fue entonces Superior en Panamá y luego en Bogotá y Medellín hasta 1890, año en el cual enseñó retórica y álgebra en San Bartolomé, del que este periodista, educador y teólogo, sería rector de 1884 a 1887; en 1891 pasó a Chapinero a continuar con su magisterio de teología en la Casa de Probación y dirigió misiones en Chitagá, Cácota y Labateca. En 1893 fue destinado a regir el Colegio de Pasto y fue durante su rectorado que escribió sus “Notas Jurídico Teológicas”, que hoy prologamos. “Si ya no fuera tan célebre el nombre del Padre Valenzuela, esta obra hubiera bastado para darle gloria. Los Seminarios se apresuraron a adoptar tan útil libro como texto de los Teologazos, ya que la materia en él tratada contiene doctrinas tan prácticas en el estudio de la Moral y el Derecho Canónico, y aun en el Derecho Público Eclesiástico en particular”.

Demos de este libro una breve idea. Después de algunos sapientísimos Preliminares sobre la Autoridad, la ley, la costumbre y la propiedad, la división en partes es la siguiente: Justicia, Dominio, Contratos y Actos Análogos, Violación del Derecho, y Matrimonio. En un apéndice titulado Notas varias trata asuntos prácticos sobre el juramento y los jurados, y define sintéticamente los deberes de los legisladores. Entre estas Notas descuella una tesis muy interesante acerca del sufragio político, y plantea la cuestión de si hay obligación de dar el voto en los comicios populares. Sentencia que esa obligación existe, en virtud de la justicia legal; y confirma su decisión con la enseñanza de León XIII en la Encíclica Inmortale Dei. Esta materia ha sido después más perfectamente decidida por la Diceología y por las instrucciones de la Iglesia[6].

Más tarde fue el primer rector del Colegio de San Pedro Claver de Bucaramanga,  ciudad a la que llegó para fundarlo el 8 de enero de 1897 dentro de la inmensa Casa de los Mutis, frente a la iglesia de San Laureano. En dicho Colegio –según Roberto Harker Valdivieso[7]- “se ofreció a la juventud el insobornable aporte de una comunidad dedicada a la formación de las clases dirigentes. Así pasaron muchos años de ponderable acción educativa. Los diferentes gobiernos intensificaron su tarea alrededor del claustro y luego fue construido un imponente edificio en la parte oriental del Parque del Centenario. Pero en 1933 la hueca voz de un diputado atizó en la asamblea Departamental una conjura contra la educación religiosa. El contrato vigente fue anulado. Se oyeron muchas voces de solidaridad con los religiosos. En los balcones de la casa los dirigentes del pueblo santandereano arengaron a la raza. Pero los jesuitas fueron arrojados de su hogar. Unos creyentes descolgaron la imagen del Cristo de la agonía y a su lado veinte mil personas desfilaron el 13 de julio de 1937 hasta la nueva Capilla del Barrio Sotomayor. Con ese oficio fúnebre, con oraciones y súplicas de perdón, se describió para la historia la insólita acción de los libres pensadores. Y como una rara fuerza escultórica asomada al pueblo, el Cristo todavía refluye su languidez sobre la memoria de aquellos que clavaron astillas en el cuerpo de la Iglesia. La rectoría la ocupó hasta 1899, cuando fue nombrado Teólogo Consultor para acompañar al Arzobispo de Bogotá Bernardo Herrera Restrepo, al Concilio Plenario de la América Latina en Roma.

A su regreso de la ciudad eterna, se detuvo en el Colegio Máximo de Oña (Burgos), donde el cuerpo de profesores y los estudiantes de la Compañía le recibieron con muestras de profundo respeto, así como que “quedaron edificadísimos de las virtudes que a aquel padre americano resplandecían[8].

Volvió a Bucaramanga, donde permaneció hasta octubre de 1907 y, el 17 de noviembre llegó a Panamá como Superior que lo fue hasta el 16 de febrero de 1916, cuando ya había cumplido 80 años.

Su admirable vocación a la Compañía cuando él empezaba una ascensión de glorias; su integérrima y fecunda vida religiosa; sus dotes y erudición, han hecho que se le considere como hijo ilustre de la Patria y de la Iglesia, y quizá el más insigne hombre que Colombia haya dado hasta hoy a la Compañía[9].

Teólogo eminente, su estilo era el de los sabios “sencillo, nítido, de lógica irrefutable, de armonía entre lo analítico y lo sintético… el Padre Valenzuela era clásico en toda la extensión de la palabra. Y su leguaje castizo, severo, alejado de exhibicionismos y de toda pedantería: por maravilla se hallará en sus escritos una palabra que no entienda cualquiera persona de mediana cultura[10].

Fueron muy ilustrativos sus “Escritos Escogidos”, aunque lo más importante, las respuestas a múltiples consultas quedaron sin publicar. VALENZUELA PIESCHACÓN también escribió en 1859 un libro de poesías, que publicó en la Imprenta de la Nación, con prólogo de José María Vergara y Vergara; allí incluyó un poema donde pintó al centauro del Pantano de Vargas:

Despierto el ojo, la nariz hinchada,
La frente erguida, trémula la crin,
Tascando el freno, el suelo golpeando,
La oreja atenta al eco del clarín;
Tal el noble caballo; y el llanero
Mal vestido, tostado por el sol,
Sacudiendo la lanza y con la vista
Clavada en el ejército español.

Al frente un cuadro ve, la señal oye,
Hace sentir la espuela a su corcel,
Encorvase en la silla, centellean
Sus dos ojos de rubia y de placer.

¡Un instante no más! Sangre chorrea
La roja banderola, en sangre está
Tinto el desnudo brazo, y el caballo
Sangre hace con su casco palpitar.

Cultivador distinguido del castellano, era un apasionado por la pureza del idioma y se le tenía al nivel de Caro, Cuervo y Suárez.

El 24 de diciembre de 1921 habrían de celebrarse sus bodas de oro sacerdotales en Cartagena, aunque el 15 de octubre ya la ciudadanía panameña le había tributado rendido homenaje. A su jubileo se asociaron las conferencias de San Vicente de Paúl en toda Colombia.

Murió en Panamá el 7 de abril de 1922, el día de la fiesta de los Dolores de Nuestra Señora. “quería sin duda la Providencia que nuestro Padre nos dejase un ejemplo insigne de amor al trabajo y de fidelidad al compromiso que tenemos contraído con las almas; y que muriendo al pie del cañón, como suele decirse, fuese un ideal del soldado de Cristo formado según el paradigma de Loyola[11]. Señores de la sociedad panameña condujeron en hombros su féretro al cementerio.

Las Asambleas de Antioquia, Cundinamarca, Nariño y Santander dictaron Ordenanzas de honores y el Congreso de la República expidió la Ley 16 del 9 de mayo de 1922, en la que se le presenta como modelo de virtudes a las generaciones presentes y futuras del pueblo colombiano y, en Medellín se le consagró tributo de admiración a su memoria como esclarecido ciudadano quien por sus virtudes, su luminosa inteligencia, su patriotismo y sabiduría, fue gloria de la Iglesia y de la Patria, blasón del Instituto de Loyola y ornato de las Letras nacionales.

Su nombre la ha sido impuesto a la Biblioteca de Filosofía y Teología, que es propiedad del Colegio Máximo de la Compañía de Jesús, aunque está ubicada en el Edificio “Pedro Arrupe” de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Entre sus secciones merece destacarse la de Arte Religioso, Historia de la Compañía de Jesús, Clásicos Griegos Latinos y obras de referencia especializadas en el área. Cuenta con una sección de libros antiguos[12].

BIBLIOGRAFÍA:
http://www.stgc.org/hof.html, consultada mayo 14 de 2006.
RESTREPO, Daniel, S.J. Vida del padre Mario Valenzuela, S.J., Editorial Pax, Bogotá, 1946.
HARKER VALDIVIESO, Roberto. Vicisitudes de la Iglesia en Santander. En: Estudio #321, Órgano de la Academia de Historia de Santander, Bucaramanga, 1994,  página 82.


[1] Nacido en Bogotá el 16 de noviembre de 1850. El 11 de febrero de 1892 asumió la Sede de Pasto, la cual ocupó hasta el 2 de diciembre de 1895 cuando asumió la de Popayán, ciudad en la que fue elevado al título de Arzobispo el 14 de diciembre de 1901. El 14 de diciembre de 1905 asumió como Arzobispo de Medellín, ciudad donde falleció el 22 de junio de 1937. http://www.catholic-hierarchy.org/bishop/bcayz.html, consultada mayo 14 de 2006.
[2] Es la aprobación del censor diocesano para la publicación de temas de fe o moral. La fecha de la aprobación y el nombre de la persona que aprueba normalmente se imprimen en el libro junto al imprimatur de obispo. Precisamente el Imprimatur, que viene del Latín. imprimere, imprimir. Es una palabra latina que significa "sea imprimido". Significa la aprobación del obispo para la publicación de una obra de fe o moral. Los autores tienen la libertad de obtener el imprimatur del obispo de la diócesis donde residen o de la diócesis donde se va a imprimir o publicar la obra. Generalmente el imprimatur junto con el nombre del obispo y la fecha de aprobación aparece en la obra publicada.  Según el decreto de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (1975), "Los Pastores de la Iglesia tienen el deber y el derecho de ser vigilantes no sea que se dañe la fe y la moral de los fieles por escritos; consecuentemente aun de exigir que la publicación de escritos concernientes a la fe y la moral deban ser sometidos a la aprobación de la Iglesia y también de condenar libros y escritos que ataquen la fe y la moral." Otra de estas frases utilizadas es Imprimi Potest,  "Puede imprimirse". Permiso otorgado a un religioso por su superior mayor para publicar un manuscrito de contenido religioso. Implica la aprobación de los escritos por el superior y para pedir el imprimatur del obispo.
[3] Nacido en Bogotá el 3 de diciembre de 1841. El 17 de enero de 1875 fue ordenado sacerdote de la Compañía de Jesús. Nombrado Obispo de Panamá el 15 de enero de 1901, fue consagrado el 14 de julio de 1901 y falleció ocupando la Silla Apostólica el día 21 de octubre de 1911. http://www.catholic-hierarchy.org/bishop/bcayz.html, consultada noviembre 1 de 2006.
[4] http://www.stgc.org/hof.html, consultada mayo 14 de 2006.
[5] RESTREPO, Daniel, S.J. Vida del padre Mario Valenzuela, S.J., Editorial Pax, Bogotá, 1946, p. 13.
[6] RESTREPO, Daniel, S.J., p. 190.
[7] HARKER VALDIVIESO, Roberto. Vicisitudes de la Iglesia en Santander. En: Estudio #321, Órgano de la Academia de Historia de Santander, Bucaramanga, 1994,  p. 82.
[8] RESTREPO, Daniel, S.J., Op. Cit., p. 145.
[9] RESTREPO, Daniel, S.J., Op. Cit., Epígrafe.
[10] RESTREPO, Daniel, S.J., Op. Cit., p. 191.
[11] RESTREPO, Daniel, S.J., Op. Cit., p. 198.

Don Diego Valadés

Nada más agradable para quienes nos dedicamos con vocación a la cátedra universitaria, que rendir en vida homenaje a nuestros más destacados profesores en el ámbito iberoamericano, como es el caso del doctor Diego Valadés.
Conocí en 2005 al doctor Valadés en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y me impactó su ponderación y buen juicio.
Nada más importante para un profesor como él, dedicado a la Historia Constitucional, que poder decir que el día de su nacimiento, el 8 de mayo de 1945, la Alemania nazi firmó su rendición incondicional; o que en la misma fecha se han dado acontecimientos históricos, políticos y constitucionales, en años diversos, pero conmemorativos de ese 8 de mayo, como los siguientes: Alfonso X el sabio otorga la normativa fundacional de la Universidad de Salamanca en 1254; Son condenadas las tesis de Lutero por la Dieta de Worms en 1521; Nace el libertador mexicano Miguel Hidalgo y Costilla en la ciudad de Pénjamo, Guanajuato en 1753; La Confederación Granadina toma el nombre de Estados Unidos de Colombia en 1863; En las Cortes Constituyentes de 1931, se reconoce por primera vez en España a las mujeres como elegibles; en 1933 Gandhi comienza una huelga de hambre de tres semanas; en 1983 se realizan las segundas elecciones municipales democráticas en España después del franquismo y La Asamblea Constituyente de Sudáfrica aprueba la nueva Constitución en 1996.
Nacido en Sinaloa, el día en que los católicos celebramos las festividades de San Mituno (mártir), San Acacio (mártir), San Víctor y en Argentina el Día de la Virgen de Luján, Diego Valadés, un ilustre abogado, jurista en el buen sentido de la palabra y destacado político mexicano que ha ocupado, entre otros cargos, el de embajador de México en Guatemala, Subsecretario de Regulación Sanitaria de la Secretaría de Salud, Secretario General de Coordinación Metropolitana del Departamento del Distrito Federal, Procurador General de Justicia del Distrito Federal, Procurador General de la República y ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En la Universidad Nacional Autónoma de México ha sido Subdirector de Radio UNAM, Director General de Difusión Cultural, Abogado General, Coordinador de Humanidades y Director del Instituto de Investigaciones Jurídicas. Es Investigador Titular C de dicho Instituto y el Sistema Nacional de Investigadores lo distingue con el nivel III.
Es miembro de El Colegio Nacional, de El Colegio de Sinaloa, de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Academia Mexicana de Ciencias; Miembro Correspondiente de la Real Academia Española y de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas de Argentina; Vicepresidente de la Sociedad Europea de Cultura.
Cursó la licenciatura en Derecho en la Universidade Classica de Lisboa y en la Universidad Nacional Autónoma de México. Doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Ha sido Profesor e Investigador de la UNAM desde 1968 y Profesor invitado de más de 10 Universidades.
Ha escrito para más de 12 prestigiadas publicaciones en Derecho de México, y ha formado parte de más de 10 academias de derecho y universidades de México y América Latina.