Dedicado a los materialismos y materialismo cristiano, propuestas y retos en diálogo con la Teología, que permitirá de modo interdisciplinar abordar y profundizar en el significado de algunas categorías teológicas, que encuentran su fundamento en la doctrina del Concilio. Invitados de varios países del mundo como María Ángeles Vitoria, María Clara Obando, María Pía Chirinos, Pedro Rodríguez, Javier López y José Rodríguez, expondrán el marco histórico filosófico, el marco teológico canónico y el marco socio cultural durante los tres días del evento, acompañados de varios ponentes nacionales e internacionales, que expondrán sus comunicaciones en el marco de esta conmemoración.
Ya es casi un lugar común expresar que nuestro mundo es relativista, donde hace falta redescubrir la verdad, a través de la colaboración entre razón y fe, a través de un diálogo fecundo. Ese relativismo, según el propio Benedicto XVI, “es una postura cultural que niega la existencia de verdades objetivas que están en la base de un orden moral natural”. Monseñor Mariano Fazio dice que hay “toda una gama de intensidades en los colores relativistas que afirman que la verdad está sólo en lo comprobado empíricamente con métodos científicos, mientras que en los ámbitos de la moral, de las creencias y de la vida social no hay verdad sino sólo opiniones subjetivas o sentimentales.”
Benedicto XVI ha recalcado la importancia de la esencial relación complementaria de razón y fe, de modo que pueda crecer un proceso universal de purificación en el que al final puedan resplandecer de nuevo los valores y las normas que en cierto modo todos los hombres conocen o intuyen.
El mismo Aristóteles definía el bien como “aquello a lo que tienden todas las cosas” y sugirió que “aunque sea digno conseguir el fin incluso sólo para un hombre, sin embargo es más bello y más divino conseguirlo para una nación o para una polis”; incluso, Nicolás Sarkozy, alguna vez expresó que “la Iglesia no puede quedar indiferente ante los problemas de la sociedad a la que pertenece, así como la política no puede quedar indiferente ante el hecho religioso y los valores espirituales y morales. No hay religión sin responsabilidad social, no hay política sin moral.”
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