Para aumentar el nivel de la actividad económica, o se aumentan los gastos del gobierno, o se reducen los impuestos, mientras que para reducir el nivel de la actividad económica, deberían disminuirse los gastos del gobierno o aumentarse los impuestos. Sin embargo ahora tenemos un Estado más grande y se anuncia el crecimiento de los impuestos. Aumentar el gasto del gobierno es inflacionario mientras no se aumenten los impuestos, es decir, que ahora estamos avocados a la denominada <espiral inflacionaria>.
Nosotros, los asalariados pagamos impuestos y en especial la retención en la fuente sobre todo nuestro sueldo, pero, Señor Ministro, Usted y sus colegas sólo pagan retención en la fuente sobre su asignación básica y no sobre el total de lo que reciben, es lo que tengo entendido, al igual que ocurre con la asignación básica y no con el total de lo recibido por parte de todos los congresistas –a quienes dizque ni para la gasolina les alcanza el sueldo-, los magistrados de las altas Cortes –que según reciente fallo deben pensionarse a los 50 años con mínimo 17 millones de pesos-, el Procurador, la Contralora, la Fiscal, y los miembros de la Fuerza Pública; es decir, que yo, como Profesor universitario, pago más retención que un Senador, que gana en total al mes con el factor prestacional, sesenta veces más que alguien que reciba tan sólo el salario mínimo.
Ahora, ni se diga de la vagabundería en el Ministerio de Minas y Energía, donde se le paga el colegio y la universidad a los funcionarios y a sus familiares. Yo, en cambio, dedico el 75% de lo que me queda en mis ingresos para pagar colegios, rutas de escolares y cursos extracurriculares. Tras el escándalo, promesas presidenciales y luego un largo silencio.
El caso es que el Estado, por obra y gracia de los decretos expedidos al amparo de la Ley 1444, ha pasado a tener 16 ministerios, 9 departamentos administrativos, 13 consejerías presidenciales, 1 alta asesoría presidencial y ni se diga del número de nuevas agencias y entidades adscritas y vinculadas, que hasta ahora estamos precisando en número, ya que la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República no publica la totalidad de los decretos y, cuando lo hace, pasan más de 20 días como ocurrió con los decretos de noviembre, cuya última publicación fue el 11 de noviembre y el 28 subieron decretos del 15 y el 25 pues no se sabía qué había pasado con el Gobierno, ya que ni un solo decreto se subió a la internet en veinte días; tal vez ocurre eso por tener ahora un presidente más viajero que don Andrés.
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