viernes, 21 de marzo de 2014

Makarios en Bogotá


Su Beatitud el Arzobispo Makarios III (Mijail Khristódulos Muskos), Primer Presidente de la República de Chipre y Jefe de la Iglesia Autocéfala de Chipre, mostró su deseo de que existieran relaciones diplomáticas con Colombia, lo cual se concretó tras su visita a Bogotá desde noviembre 1 de 1966, previa invitación que le hiciera en su visita a ese país el 15 de mayo de 1963 Carlos Lleras Restrepo.

Makarios arribó al Aeropuerto <El Dorado> donde recibió los honores militares de Jefe de Estado y dijo: “estoy feliz en Bogotá”, manifestando que su país deseaba a través de esta gira, comprar café colombiano e intensificar los lazos de amistad y las relaciones con América Latina. El dignatario se alojó en el Club Militar de Bogotá y cerca de cuatro mil personas salieron al encuentro de su recorrido por las calles. Inicialmente su visita sería de tres días pero postergó su regreso quedándose dos días más.

Esa noche se le ofreció una cena de gala en el Palacio de San Carlos, previo a lo cual se le concedió la Gran Cruz Extraordinaria de la Orden de Boyacá, mientras que a su Canciller se le otorgó la Gran Cruz. Se sentaron junto al Presidente de Chipre y al Presidente de Colombia, el ministro de Relaciones Exteriores de Chipre Spyros Kyprianou, el canciller de Colombia Germán Zea Hernández y el cardenal Luis Concha Córdoba. Lleras narró ese episodio así: “Makarios…impresionó a todos los que asistieron al banquete de Estado en san Carlos, por la majestad de su porte, que contrastaba con la afabilidad de su conversación y la sonrisa enigmática que se acentuó cuando en mi discurso aludí a los problemas peculiares de Chipre”.

El 3 de noviembre, el alcalde de Bogotá Virgilio Barco, declaró “Huésped de Honor” a Makarios y le entregó las llaves de la ciudad, ofreciendo en su honor un brindis con champaña. Por su parte, el doctor Diego Uribe Vargas, como Presidente del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Bogotá “Jorge Tadeo Lozano”, le concedió el Diploma como Miembro Honorario de esa entidad. Conoció la catedral de sal de Zipaquirá, probó la fritanga y el chicharrón en la hospedería del Libertador en esa ciudad; visitó el Museo del Oro; paseó por Guatavita y se reunió en el Palacio Arzobispal con el Cardenal, el obispo auxiliar Germán Isaza y los caballeros y damas de la Orden del Santo Sepulcro.


Esa visita de Makarios, con el súbito alargue, fue convertida en un cuento por R.H. Moreno-Durán, bajo el título “Helena Castoriadis”, en su libro “El humor de la melancolía”.

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