miércoles, 25 de febrero de 2015

Libertad académica

En el contexto de la libertad de investigación y cátedra y aún lejos de esa esfera, ha de profesarse un profundo e incondicional respeto por toda persona, sin distinción de ninguna naturaleza. Esto se resume en una frase: En lo académico, libertad; en lo personal, respeto., lo cual sirve como aporte a la discusión de distintas materias, sometidas a consideración, bien del Congreso de la República, bien de la Corte Constitucional, sobre los efectos de diferentes circunstancias que tocan con la persona, en todas sus dimensiones, así como en su dignidad por el hecho de ser y existir.

La palabra dignidad, viene del latín dignitates equivalente a los axiomas griegos, que son aquellos puntos de partida absolutos, innegables, indudables, a los que es necesario retrotraerse para cimentar cualquier conocimiento; por eso, el concepto de dignidad incluye una referencia a lo absoluto.

El Diccionario de la Real Academia, dice que Dignidad, denota la calidad de digno, o la gravedad y decoro de las personas al comportarse.

Tal dignidad radica en el hecho de “ser”, pues en la persona, su carácter singular, irrepetible, incomunicable, espiritual y trascendente se traduce en merecimiento ontológico de carácter absoluto, por la perfección intrínseca que le permite a la persona actuar de acuerdo con unos fines inscritos en la propia naturaleza humana.

San Juan XXIII, decía: “la dignidad de la persona humana requiere que el hombre actual, llevado de su propio proyecto de vida y libertad… de manera que cada uno obre de acuerdo y no influenciado por la coacción o la solicitación generalmente procedente de fuerzas ajenas a él.”

La dignidad humana requiere, por tanto, que se actúe según su conciencia y libre elección, es decir, movido e inducido por convicción interna personal y no bajo la presión de un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. ¿Qué tipo de coacción? La de un concepto equivocado? O la de quienes desean imponer sus razones denigrando de los demás?

La persona, como ser dotado de debitud y exigibilidad en relación a sí mismo y en relación con los demás hombres, posee la capacidad de ser sujeto de derechos y obligaciones frente a las demás personas y frente a sí misma, derivado de su dimensión espiritual o racional.

¿Ser persona significa atacar a los demás por ese hecho de ser y existir? Si bien existe el libre desarrollo de la personalidad, también debe existir la posibilidad de disentir por los cauces normales, expresando siempre la verdad con caridad.


Posdata: María Isabel Marroquín Bermeo se dio a la tarea de actualizar con español actual “Las Moradas, camino de santidad”, un texto para meditar en la Cuaresma.

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