El 12 de mayo será una
fecha histórica para Colombia, no obstante que dicho día no necesariamente será
el de la nueva santa colombiana, ya que la Congregación para las Causas de los
Santos generalmente establece en el Decretum laudis pontificio, que el
“dies natalis”, es decir, el día del nacimiento al cielo (fallecimiento)
será el de la memoria de la nueva santa Madre Laura, es decir, el 21 de octubre,
fecha que compartirá con Santa Úrsula y compañeras mártires, así como con San
Bertoldo de Parma, Santa Cilina de Laon, San Hilarión, San Juan Thwing de
Bridlington, San Malco, San Mauronto de Marsella, San Pedro
Yu Tae-ch’l, San
Severino de Burdeos, San
Vendelino de Tréveris y los Beatos Luigi y María Beltrame y Pedro
Capucci.
Celebramos también, que
la santa antioqueña se dedicó a anunciar el Evangelio entre los pueblos
indígenas que aún desconocían la fe en Cristo y fundó la Congregación de las
Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena y que Dios por
su intercesión hizo un milagro en persona del médico Carlos Restrepo.
Un milagro se define
precisamente como un hecho producido por una intervención especial de Dios, que
escapa al orden de las causas naturales por Él establecidas y destinado a un fin
espiritual, lo cual debe ser validado por un perito médico que debe estar
presente en las sesiones de estudio de la causa y además debe preparar una
relación que pueda ser tenida en cuenta durante el examen del supuesto milagro
por la Congregación de las Causas de los Santos, que es la que valida esa
manifestación sobrenatural.
Ha habido, y hay
personas que niegan la autenticidad de los milagros basándose en que es
imposible que puedan realizarse hechos en contra o por encima de las leyes
naturales, pero, muchos somos testigos de milagros y favores que ocurren a
diario y que no se dan por casualidad, sino por estar cerca de Dios, por tener
una vida de piedad llena de fe y confianza y de abandono en el Señor; esos son
motivos para celebrar, pues aunque uno sólo es el milagro que se lleva a la
Santa Sede, la Madre Laura y muchos otros santos, actúan día a día, a veces sin
que se lo pidamos, porque su vida generosa se asimila a ese versículo de San
Mateo, 10, 7-8: “Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis”.
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