Plinio
Apuleyo Mendoza acaba de presentar su más reciente libro El País de mi Padre, con prólogo de Otto Morales Benítez. La obra
identifica los distintos cambios políticos de Colombia y la participación en
ellos, luego de la hegemonía conservadora, de Plinio Mendoza Neira, Contralor
General de la República, ministro de Guerra, embajador, director de Acción Liberal, Sábado, Política, Reconquista y Nuevo Boyacá. Autor de El Liberalismo
en el Poder y de un libro con sus discursos como congresista hasta el
inicio de La Violencia en 1946.
Luego, el exilio en Venezuela y finalmente, su regreso para afianzar las
políticas sociales del Frente Nacional.
Plinio
Apuleyo rescata del olvido la figura de su padre, pero además presenta el país
que le correspondió vivir, primero, en medio de “una democracia culta,
pacífica, memorable y ejemplar”, luego, ennegrecida con los “horrores que hoy
todavía ensombrecen nuestro panorama” y que “dieron entrada al país duro,
violento e irreconciliable” que aún vivimos y cuya esperanza de paz ojalá esté
muy cerca.
Fruto
de reflexión y agudeza, Mendoza nos recuerda ese país de patriarcas,
desaparecidos e irremplazables, “hombres de origen rural que sabían dónde
estaba lo suyo, perseverantes en el afecto, fuertes como robles, duros para
afrontar las borrascas de la vida, con raíces muy profundas en la tierra que
los vio nacer, y capaces de proyectar en torno una sombra ancha y protectora”.
***.
Como
colofón, hago un homenaje a Hernando Gómez Otálora, nacido en Tunja el 30 de
octubre de 1933, doctor en ciencias jurídicas y en ciencias económicas por la
Pontificia Universidad Javeriana en 1955, magíster en derecho comparado y
doctor en derecho por la Southern Methodist University en 1958, doctor en
derecho por la Universidad de Harvard en 1960; asesor de la Junta Monetaria,
Ministro de Desarrollo, de Hacienda y Crédito Público y de Gobierno;
Representante a la Cámara y Presidente de la misma; Magistrado y Presidente de
la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Rector de la
Universidad de los Andes y fundador y Decano de la Facultad de Derecho de la
Universidad de los Andes. Junto con Fabio Morón y Jaime Sanín, a Gómez Otálora,
les debemos en verdad la Constitución de 1991, pues con sus ponencias en los
fallos sobre los decretos legislativos 927 y 1926 de 1990, se allanó en la
Corte Suprema de Justicia el camino para la convocatoria de la Asamblea
Nacional Constituyente por parte del gobierno nacional y su integración popular
en diciembre de 1990.
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