viernes, 16 de marzo de 2012

Perfil de un incansable, por Andrés Gómez Osorio.

Hernán Alejandro Olano no sólo es jefe del Área de Derecho Administrativo de la Facultad de Derecho en la Universidad de La Sabana. Su particular e inacabable hoja de vida, de cuarenta y dos páginas escritas con letra 9 a espacio sencillo, da fe de que él es mucho más que eso; además de haber trabajado en el Ministerio del Interior y en la Corte Constitucional, sus reconocimientos son tan particulares como numerosos.

Pero Hernán Olano…, perdón…, el doctor Olano tiene sólo 43 años, un tiempo récord que le ha bastado para alcanzar ocho distinciones Honoris Causa y escribir más de 30 libros (uno de ellos va en su octava edición) Además, ha terminado un postdoctorado, un doctorado, dos maestrías, seis especializaciones y cursado innumerables diplomados.

 ¿Cómo ha logrado en 21 años, desde su graduación como abogado, obtener tantos títulos académicos y trabajar al mismo tiempo?

Se trata de dividir bien el día, tener un horario, una disciplina y tener también ganas de aprender cosas y enseñarlas a los estudiantes.

Y aunque cuando lo dice todo suena muy fácil, su trayectoria se debe a la dedicación y el amor al estudio y al trabajo. Cuando viajó a España hizo dos especializaciones al mismo tiempo, en la mañana asistía a una de ellas hasta las dos de la tarde, y desde las cinco hasta las siete estudiaba la otra. Media hora después se dirigía a realizar un diplomado en Ciencias Heroicas (nobiliaria y heráldica, su gran pasión) y a veces lo cogía la media noche saliendo de algún otro curso.

Reyes y príncipes y juristas

Pocas personas en Colombia pueden saber más de nobiliaria y heráldica que Olano. Desde pequeño, cuando sus padres le leían cuentos de reyes y príncipes, le pareció curiosa la existencia de tales figuras, pero mayor fue su sorpresa cuando en el año 1976 vio en el periódico la visita del príncipe Carlos al Carnaval de Río de Janeiro; él nunca imaginó que esos personajes de fábula existieran aún en estos tiempos, por lo que emprendió un viaje sin retorno hacia un mundo de linajes, historias y escudos.

En ese camino ha conocido príncipes, duques y marqueses de todo el mundo que aunque puede que no sean muy conocidos, no se puede poner en tela de juicio los títulos que ostentan. Y para completar su buena suerte, en Tunja, su ciudad natal, también hay un príncipe, cuyo padre Eugenio II fue proclamado rey legítimo de Grecia en 1923 y aunque la inevitable entrada de la democracia a acabado con años de tradición real, ellos siguen siendo rey y príncipe, aunque ya no les sirva para nada y muy a pesar de tener una ascendencia certificada de más de 1000 años.

¿Cómo logra hacer contacto con esas personas?

Así como para nosotros es exótico el que aún existan esas distinciones, para ellos también es curioso que alguien en Colombia se interese por esos temas, por lo que me escriben permanentemente para hablar de nobiliaria y hacer relaciones con príncipes que residen en América.

Ahora su máxima aspiración está en llegar a ser Magistrado del Consejo de Estado, un cargo que no será difícil de alcanzar, teniendo en cuenta su intachable hoja de vida y la dedicación que profesa a su profesión y a su trabajo. Nada más se podría esperar de un abogado preparado que ha sido asesor del viceministro del Interior y escrito más de 60 libros sobre Derecho como autor y coautor.

Ni su afición, ni el estudio, ni su trabajo, ni la dedicación a su familia, lo han enfermado vez alguna, parece como hecho para estar siempre activo, a tal punto que dejó de consumir sus más de 15 tazas de café al día, porque ya no lo quedaba tiempo para prepararlas. Uno de sus más cercanos amigos, Eduardo Herrera, profesor de la facultad de Derecho, dice que a veces se le va la mano trabajando: “Él sólo descansa cuando duerme, y cuando lo hace también está pensando en la Academia”. Incluso, sus padres le piden que aproveche más las vacaciones, porque también durante éstas trabaja.

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