En un escenario para nosotros inédito, el Norte de Europa del siglo XII, se desarrolla esta primera entrega de la trilogía histórica que bajo la pluma del escritor Jan Gillou, periodista y escritor sueco dedicado en principio al género de las novelas de espías. Además de novelista es un periodista polémico, descubriendo en 1973 la existencia de un servicio secreto de espionaje vinculado a la propia policía sueca, dedicado a espiar desde simples ciudadanos hasta miembros del ejecutivo del país, especialmente de izquierda, por lo que tuvo que pagar un año de cárcel.
Gillou ha destacado que el tema de su novela medieval es “muy actual”, vendiendo más de cuatro millones de ejemplares de esta trilogía, cuya idea de escribirla surgió al comprobar, según sus palabras, “cómo todas las noticias referidas a musulmanes que ofrece una televisión como la CNN están llenas de matices negativos”, un tratamiento informativo que según su criterio, “dificulta el entendimiento entre una cultura y otra”.
La primera de estas obras y sus dos compañeras, para las que Jan Gillou necesitó cinco años para documentarse, se suman a otro gran número de obras producidas desde 1986 y traducidas a quince idiomas. Desde hace unos pocos años, decide entrar al mundo medieval con esta trilogía, que comienza en el año de gracia de 1150, d. C. y que se desarrolla en doce capítulos con un promedio de treinta páginas cada uno.
En la Universidad de Navarra el escritor José Enrique Ruiz Doménech, profesor e historiador, intervino en el Congreso "Grandes medievalistas del siglo XX", realizado en mayo de 2003 y afirmó algo que nos hace suponer el éxito de las obras de Gillou: “El interés que existe en la actualidad por la Edad Media se debe a que es nuestro pasado... El medioevo es para Europa como el Far West para los norteamericanos. Un lugar donde podemos buscar nuestros sueños, nuestros anhelos, modelos de hombres y de estructuras políticas. Porque los paradigmas de nuestra cultura son todos medievales.”
En su opinión, esa es la razón por la que existen "tantos elementos visuales de esa época que nos fascinan. La Edad Media es nuestro lugar de ensueño y de memoria". En el hombre de hoy, a su juicio, quedan muchas cosas del hombre del medioevo: "El concepto de amor, la relación con la divinidad y el empaque de una cultura religiosa muy sólida, la pasión intercultural, la noción de tolerancia, el diálogo entre géneros, las raíces nacionales, las lenguas, el interés por la moda, la creación de redes de ciudades...".
Jan Gillou ubica su obra en Götaland occidental, cuando el Espíritu Santo descendió sobre la señora Sigrid, en el momento de la consagración de la Iglesia-Catedral de Skara; había tenido una visión no explicita, que resultó en que debería hacerle a Dios una ofrenda, que justo ahora era lo que más se necesitaba en el país donde mandaba el rey Sverker, un buen lugar para los monjes de Luro.
Así, luego de una genial conversación con el rey Sverker, decide donar su herencia de Varnhem, en las montañas de Billingen a los Cistercienses, para librarse de las reclamaciones de otra parienta y para cumplirle a Dios lo que le había pedido a través del Espíritu Santo.
Sigrid estaba casada con Magnus, ambos de importantes estirpes emparentadas con los linajes reales suecos y noruegos. Ellos tenían otra propiedad llamada Arnäs, a orillas del lago Vänern, en la tierra de Gota, en una zona fronteriza sin amo a lo largo del bosque donde había mucha tierra comunal y del Rey. Al deshacerse de Varnhem, se podían mejorar muchas cosas, especialmente si Sigrid se llevaba con ella a sus siervos y a los animales de su heredad. Esto también significaba unificar el domicilio familiar para estar allí con su esposo, su hijo mayor Skill y el que estaría por venir, Arn Margusson, el protagonista de esta trilogía.
La obra se desarrolla en los siguientes capítulos alrededor de la vida de enfrentamientos entre los daneses y las tropas del rey Sverker; el florecimiento de Arnas como principal énclave político-militar del reino, frecuentado por los grandes señores del momento, los enfrentamientos y torturas, etc., que incluso llevarían a que las mujeres de Vänern obtuvieran un privilegio perpetuo del rey, en el sentido de poder utilizar un cinturón rojo con cruces doradas como símbolo eterno de la guerra y de la defensa que ellas llevaron a cabo de la ciudad y villorrios en contra del canciller danés y su ejército, episodio épico digno de juicio moral acerca de la preservación de la fe, aún antes de que existiera la Inquisición.
Magnus vendió la idea con su casa que él era un hombre para ser tenido en cuenta, un hombre que podía crear riqueza, sin que nadie se diera cuenta, que la prudencia de Sigrid a través de sus imperceptibles –para otros- consejos, eran la fuente de credibilidad y prestigio de su marido.
Años después, al llegar a su adolescencia, Arn será acogido por querer de su madre, por los monjes cistercienses en el monasterio de Varnhem, donde recibe la mejor educación espiritual y terrenal de su época, una época de la que siguen existiendo tópicos que hay que superar. Ruiz Doménech afirmó que "Sobre todo, existe una asignatura pendiente en los medios de comunicación. La mayoría de guiones cinematográficos y de series televisivas muestran una Edad Media sucia, gris, oscurantista... que nunca existió". Aprende Arn también a manejar el arco y la espada, ya que los religiosos han comprendido que su destino, tal vez no sea el de crecer como hermanos de monasterio sino el de crecer como soldados de Cristo y defensores de la fe en Tierra Santa. Así, el hijo de Sigrid y Magnus, es “empapado de la propaganda que habla de la maldad de los sarracenos musulmanes”.
A los diecisiete años, Arn Magnusson regresa a su casa de Arnas y se ve envuelto en las intrigas de los varios pretendientes al trono de una Suecia aniquilada por las luchas de poder. Tras su vida monacal, se enamora de dos hermanas encienden su llama y la Iglesia lo condenará a convertirse en caballero templario en Tierra Santa. Allí, Arn entra en contacto directo con la cultura islámica dándose cuenta que ésta “es muy superior a la europea en todos los terrenos” y, al volver a Suecia, se encontrará en el segundo tomo de la trilogía, con la necesidad de enfrentar la paternidad y hacer entender a sus conocidos que “no todo es tan bueno en la guerra santa contra los infieles musulmanes”.
En palabras del el escritor José Enrique Ruiz Doménech "los historiadores estamos aprendiendo a mostrar la historia de forma más atractiva, por ejemplo, a través de la narrativa, y esto está aumentando el interés por la época". Y agregó: "Mi pronóstico, en este sentido, es que se ha originado un interés creciente que no ha hecho más que empezar".
No hay comentarios:
Publicar un comentario