Esta poesía en quintillas, escrita por Hernán Alejandro Olano García, se basa en las moradas de Santa Teresa de Jesús y su diálogo con el maligno.
Intro.
Decía Santa Teresa, que la puerta de entrada al
castillo interior es la oración.
-Oración? Para que pelear con la enfermedad
continua y con las contradicciones.
Para ti, por ti, por los otros, para los otros.
-Tengo dudas, no entiendo tu respuesta, no hay
causa para ello.
Harta merced te hará vuestro Señor.
Moradas
Primeras.
I.
Le he suplicado al Señor hable por mí porque
no sé qué decir.
-No eres capaz de hablar por ti mismo?
Claro que no, mi alma es un diamante que solo Él
puede pulir.
-Estúpido, libera tu cuerpo y tu alma.
Pequeña lastima y confusión que no entiendas lo
pequeños que somos.
-Mi grandeza es superior en cuerpo, alma y
bienes.
Entonces, si no procuras entender, nunca remediaras
tu gran miseria.
II.
No hay tinieblas más tenebrosas ni cosa tan
oscura y negra que no lo esté mucho más.
-A mí me gusta esa oscuridad y los placeres que
salen de ella.
Si estas en la oscuridad, así serán tus obras.
-Odio ese sol resplandeciente.
En fin, donde esta plantado el árbol que es el
demonio, que fruto puede haber?
Moradas
Segundas.
I.
Y como se hace para entrar en las segundas
moradas?
-Con las palabras y sermones que oye la gente
buena, o con lo que leen en buenos libros.
Prefiero ser mudo y sordo y no tener
entendimiento.
-Procura entrar en el cielo y no en ti
pidiéndole a Dios muchas veces misericordia.
Moradas
Terceras.
I.
Como piensas vencer en ese combate?
-Dicen que siendo bienaventurado, pero no quiero
intentarlo.
Harta gran miseria es vivir esa vida y no tener
humildad.
-Humildad! No la tengo, ni la doy.
Si rezas, el Señor permitirá que saquéis de las
sequedades humildad y no inquietud, que es lo que pretende el demonio.
II.
Las sequedades en la oración requieren de
ungüento para las heridas.
-Qué tipo de remedio?
La penitencia, que nos hará mucho provecho.
-Para que si yo mismo me perdono?
Mira tus faltas y te espantarás, pero, en
silencio y esperanza procura vivir siempre.
Moradas
Cuartas.
I.
Encomiéndate al Espíritu Santo y suplícale
evitar cosas ponzoñosas.
-Para qué, si lo importante es dar guerra y
gozar de las tentaciones.
Quizá no sabes lo que es amar y de ahí proceden
tus aflicciones.
-Soy como Adán, y solo me someto a comer y
dormir, que ya es harto trabajo.
Te falta conocer tu miseria y tener batallas
interiores para no hacerle burlas al alma.
II.
Válgame Dios en lo que me he metido!
-Es la indiferencia, la falta de meditación y los
pensamientos fatuos.
Como he de combatirlos?
-Ensancha tu corazón, entrégate al Señor con
claridad.
Mi voluntad no puede doblegarse, esa agua no
viene por aquí.
III.
Los efectos de la oración son muchos.
-Paréceme que nunca lo he de entender.
San Agustín la encontró después de haberla
buscado por muchas partes.
-Yo prefiero quedarme en la agitada juventud de
Agustín que en su ridículo encuentro.
Si lo entendieres, enhorabuena, pero eres de
flaca cabeza e imaginación.
Moradas
Quintas.
I.
Qué riqueza, tesoros y deleites hay en las
quintas moradas?
-Un aposento para la oración y la meditación,
"fuerzas en el alma".
Yo pensaba en otras cosas soñadas, oro,
diamantes, poder...
-Hasta el amar, si lo hace, no entiende como ni
que es lo que ama.
Quieres decir que entonces solo veré miseria y
bajeza?
II.
Que no dará quien es tan amigo de dar y
puede dar todo lo que quiere?
-Yo tengo mi patrimonio y le he vendido su
protección al maligno.
Aun tu alma. No esta rendida ante la voluntad de
Dios?
-Por mal que viva, o me enmiende, o pida perdón,
para qué hacerlo?
Cuando Dios llegue a tu alma, por fin veras
grandes cosas.
III.
Habéis de notar que hay penas y penas que andan
por esas moradas pasadas.
-Sigues asustándome? Yo prefiero los atajos.
Pues son grandes los ardides del demonio, que
por mostrarnos los atajos, nos presentan las puertas del infierno.
-Yo gusto de las virtudes fingidas y de la
vanagloria.
Mejor mira lo que costó a Dios el amor que nos
tuvo, que por librarnos de la muerte la recibió en la Cruz.
IV.
Si el alma se descuida, pone su afición en
cosas que no son.
-Prefiero el descuido del alma que dejar mis
concupiscencias.
Tú y muchas personas encumbradas llegan a ese
estado por las sutilezas y ardides del demonio.
-A mí me parece que estas equivocado.
Procura ir siempre adelante y si esto no hay,
anda con gran temor para evitar el asalto.
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