jueves, 29 de septiembre de 2011

Antonio Ricaurte y Lozano, Prócer Venezolano y de Villa de Leiva

El Presidente de la República, general José María Campo Serrano, recordado por haber sido él y no Núñez quien sancionó la Constitución de 1886, a través de un decreto, el 349 de junio 5 de 1886, declaró la fecha del natalicio de Antonio Ricaurte en Villa de Leiva, como día clásico para la República y, el Presidente Carlos E. Restrepo, años más tarde, sancionaría la Ley 40 de octubre 29 de 1913, por la cual se declaró día de fiesta nacional el 25 de marzo de 1914, fecha centenaria del sacrificio del egregio prócer en San Mateo.

San Mateo representa y simboliza el esfuerzo granadino de la emancipación, el apostolado doloroso del Precursor, la palabra de los tribunos, la esperanza y el martirio de los próceres, las hazañas de las batallas decisivas, el laurel de los generales, la sangre de los soldados; evoca a Boyacá, Carabobo, Junín, Pichincha, Ayacucho, las cinco repúblicas de Bolívar y la sangre de nuestros próceres por la independencia.

Cuando en mi imaginación me represento a Ricaurte, no puedo menos de ver a través de esa actitud, erguirse imperiosa y robusta su voluntad de acero, con la que logró dominar los instintos de conservación que entraña cualquier ser para convertirse en nuestro héroe inmortal, deber antes que vida, con llamas escribió, sin vacilar en sacrificar su vida y confundir su cuerpo destrozado con los escombros de la hacienda y sepultar su cuerpo entre el polvo de las ruinas.

Ricaurte, corazón grande y valiente, en él han de ver todas las generaciones, un ejemplo de la fuerza de voluntad que es necesaria para cumplir con el deber y para llegar a la meta de la gloria. También han de ver un modelo de firmeza de las ideas y del desinterés y amor a la Patria, cualidades sin las cuales es imposible, no ya ir a la gloria, pero ni siquiera ser buenos ciudadanos.

Bastaría recordar el Soneto de Rafael Núñez, escrito en 1886 y que dice:

Alza Colombia la abatida frente, y el poder de tres siglos desafía; de castillo el León salta rugiere y el reto acepta en actitud bravía. Surge Bolívar como sol viviente con su fuego, a vencer la tiranía; mas apenas irradia en el Oriente cuando amaga el ciclón al nuevo día. Hora es aquella de ansiedad suprema de la patria en un punto concentrada; sacrificio o derrota es el dilema; San Mateo da nombre  la jornada... RICAURTE en llamas coronó el poema, y eterna gloria fulguró en su espada.

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