Uribenomics, es el título de un libro para lectores dispersos, que a una Carolina, la cual puede ser toda la Colombia afectada por distintas paradojas, dedica el doctor Alejandro Gaviria; es también un conjunto de historias flexibles donde se llama la atención de algunos yerros de la política económica y donde dese su publicación en el 2008, se cuestiona la proliferación de subsidios -¿Agro Ingreso Seguro?-, el aumento desordenado del gasto público y la ausencia de políticas directas para combatir el desempleo, que este mes alcanza elevada cifra.
Es una obra con importantes opiniones más que con una extensa bibliografía, ya que su autor expresa que las excursiones literarias no necesitan de ésta; la literatura como fuente de revelación y denuncia o como fuente de una verdad más duradera que las certezas burocratizadas de las llamadas comisiones de la verdad; y, a propósito, ¿qué ha resuelto la Comisión de la Versad del Palacio de Justicia? Un infausto suceso al que estamos por llegar a sus 24 años y del que fuimos dolorosos espectadores e integrantes de la “familia Miranda” que se apostó varias horas en la calle doce el 5 de noviembre de 1985.
Volviendo a Gaviria, las paradojas sociales y económicas en los tiempos actuales, se presentan en el libro alrededor de tres ideas fundamentales: las consecuencias adversas de asistencialismo, los aumentos negativos y exagerados del gasto público y, la necesidad de incentivar la generación de empleo formal.
El asistencialismo o el paternalismo es socialmente ineficaz si se entrega el pescado, pero no se enseña a pescar; y, ese boleteo que ha generado tomas solucionables con plata, son una vena rota del Estado que incrementa la corrupción y alimenta el conflicto armado, ya que esos recursos, como señala Gaviria, pueden ser capturados por buscadores de rentas –volvemos al AIS- cuando en vez de cumplir su misión, pueden ser dilapidados en iniciativas improductivas, por familias pudientes, aristocráticas amas de casa y reinas de belleza; aunque tal vez si los aguinaldos los hubiese recibido la reina de la ganadería, la de la caña, la de la papa, o la del chontaduro, seguramente las habrían invertido de otra forma. Hay que tener claro que los subsidios, a ricos y a pobres no aumentan el bienestar, y, en parte de sus diez capítulos Alejandro Gaviria, dice algo que compartimos, el discurso económico del presidente carece de forma; es como un álbum de fotos puestas al azar, o lo que es más claro, es como la ecléctica colección de sombreros recibidos por Uribe en sus primeros casi tres mil días de gobierno.
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